El acto de justicia que acaba de iniciar el presidente Luis Abinader al proceso de dignificación del retiro de los trabajadores cañeros, es una bofetada a las mezquindades y la vergüenza y la pena que debe asaltarnos a todos ante el injusto sistema de pensiones que padecen los trabajadores dominicanos, al final de su vida productiva.

La situación es especialmente grave en el sector público, donde miserables pensiones no permiten a la gente recibir montos con los que puedan vivir dignamente.

Tiene la gente que buscarse empleos o medio empleos para alimentarse, vestirse y comprar los medicamentos para atender los achaques, incluyendo enfermedades catastróficas, que suelen acompañar el tramo final de la vida.

Esa es la razón por la que vemos a envejecientes con manos temblorosas empuñando una escopeta al desempeñar labores de guachis o –en otra misión no menos peligrosa–, guiando un taxi o una voladora en el infernal tránsito vehicular que nos gastamos los dominicanos.

Se trata de situaciones en extremo peligrosas, pues sabido es que en las edades avanzadas en que vemos operar a esos guachis y choferes, han quedado atrás los reflejos, y buena parte de las destrezas físicas y el equilibrio emocional.

Al más fuerte de espíritu se le sobrecoge el alma viendo a personas de hasta 75 años gestionando que los pongan a trabajar como choferes, a compañeros periodistas rondando los 80 años buscando aparecer dirigiendo espacios radiales y hasta televisivos, o que los nombren como “supervisores”.

Las injusticias en contra del trabajador no son cosa nueva, en el atrasado modelo capitalista que nos gastamos, pero ahora con el desempleo forzoso del Coronavirus la situación se ha agravado.

En el caso de los trabajadores cañeros del Consejo Estatal del Azúcar todos hemos visto con el desdén y las represivas acciones de fuerzas con que fueron maltratados en los gobiernos del PLD.

Precisamente en las gestiones en que los tutumpotes del PLD han hecho famosas las pensiones de cientos de miles y hasta millones de pesos de algunos funcionarios.

Las injusticias y los abusos con que se ha tratado a los trabajadores cañeros del CEA se agiganta y endurece cuando cada año vemos las publicaciones del Central Romana informando de los millones y millones de pesos que reparte como bonificación a sus trabajadores y empleados.

Esto hay que relanzarlo todo… qué importante que Luis Abinader mantiene un ritmo de trabajo que lo convierte en un presidente de lujo, cada día.

El de pensiones justas para los cañeros es sólo otro ejemplo.

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