Santiago. La arrabalización y abandono aún caracterizan la entrada hacia Santiago desde la avenida Monumental. Aún falta el corte de hierba y recoger escombros que dan una fea impresión al visitante. Este descuido que se fue acumulando con la dejadez de gestión de Gilberto Serulle, aún no ha sido resuelto por el actual alcalde Abel Martínez, quien debe armar una artillería para rescatar del abandono la cara de Santiago. La hierba y escombros esperan ser cortadas y removidas para que el sector recobre el esplendor que le caracterizaron en el pasado. A esto se une el abandono en que se encuentra el área de jardinería, calzadas y verjas del gran Teatro del Cibao, infraestructura cultural con apariencia de ruina para quienes la observan al entrar a Santiago. Mientras, se han hecho remiendos y construidos negocios en los entornos del monumento, los cuales han sido cuestionados por historiadores y otros sectores preocupados por la impresión que ahora expresa la “Ciudad Corazón”.
Acciones discordantes
Fueron cercados parqueos que antes se creían propiedad del municipio, en tanto que sigue el largo proceso de remodelación lo que se concibió para un centro de convenciones, iniciado en el último gobierno de Balaguer, pero que fue dado en concesión a un empresario local por el expresidente Hipólito Mejía. En el entorno no están regulados las frituras, el servicio de coche y muchos otros puestos de venta que necesitan desarrollarse en armonía con este importante espacio de la ciudad para que pueda recobrar su atractivo.
El nuevo alcalde ha tenido que concentrar sus esfuerzos en rescatar de la basura una ciudad declarada en alerta sanitaria y que además fue dejada en bancarrota. Esto implica que la recuperación será lenta ya que necesitan muchos recursos, tanto económicos como humanos para el rescate de la ciudad.
Una falta de respeto al Patrón Santiago
En el entorno de la estatua del Patrón Santiago las calzadas están rotas y en espera de ser restauradas. Mientras el ornato está maltratado y las plantas ameritan de poda o reemplazo. Aunque es competencia del Ministerio de Cultura, la situación de descuido del Gran Teatro del Cibao también contribuye a arrabalizar este entorno del que antes sentían orgullo los santiagueros.
