Hace unos dos años, tratamos en esta columna los problemas de sueño, enfocando especialmente lo relativo a la apnea del sueño, pero a la vez recalcábamos la importancia de tener un sueño reparador cada noche. Si no dormimos un mínimo de 7 horas cada noche, vamos acumulando un déficit de sueño que afecta nuestras actividades durante la vigilia, disminuyendo el poder de concentración mental, y nos exponemos a tener trastornos emocionales, alta presión arterial, arritmias, etc.
La tercera parte del tiempo de nuestra vida la pasamos durmiendo, y esto no está determinado caprichosamente, sino que tiene una explicación biológica y científica.
Los estudios de Neurociencia indican que el sueño le da a nuestro cerebro tiempo para eliminar los desechos que se acumulan durante un día de actividad física y mental. Se cree que durante el sueño se eliminan toxinas a través del líquido céfalo raquídeo. Aunque el cerebro no está procesando información específica permanece muy activo durante el sueño. La Ciencia reporta que los conocimientos se asimilan mejor cuando los fijamos en la fase previa al sueño.
La mayoría de la gente no aprovecha las horas de sueño debido a falta de disciplina, vida desordenada, exceso de actividades sociales, por causa de depresión, ansiedad, apnea del sueño y por muchos problemas médicos. Se calcula que en los EE.UU., unos 70 millones de personas sufren algún trastorno de sueño.
Los trastornos crónicos del sueño dañan las neuronas responsables del estado de alerta y otras funciones del cerebro, y esto causa la acumulación de proteínas vinculadas al envejecimiento, pérdida de la memoria, Alzheimer y otras enfermedades degenerativas del cerebro. La falta de sueño expone a los accidentes, disminuye el desempeño académico y vuelve a la gente más agresiva.
Trate de investigar la causa de su trastorno del sueño y evite los equipos electrónicos, televisión, teléfonos inteligentes y todo lo que pueda interferir con sus horas de dormir.
