La nuestra, una sociedad de llamados pendejos y de verdaderos pendejos

I.- El idioma español y su uso en nuestro medio1.- El español, el idioma que utiliza nuestro pueblo para su comunicación, es sumamente rico porque cuenta con una gran variedad para su empleo, sin importar que sea en…

I.- El idioma español y su uso en nuestro medio

1.- El español, el idioma que utiliza nuestro pueblo para su comunicación, es sumamente rico porque cuenta con una gran variedad para su empleo, sin importar que sea en forma escrita u oral; su función cambia dependiendo del nivel educativo de la persona que de él se sirve.

2.- El hablante y su receptor, en el curso de una conversación pueden utilizar palabras cuya real recepción sea únicamente comprendida por ellos en el sentido expresado; el alcance y significación será lo que ambos quisieron identificar por medio del lenguaje, pero sin caer en idiomatismo.

3.- Por lo regular, las frases de las cuales hacemos uso son el fruto de construcciones gramaticales que responden a cuestiones específicas, muy propias del medio social dominicano, sin que esto entrañe giro idiomático.
4.- Hemos hecho referencia a la amplitud del idioma español, y las distintas funciones que desempeña en la comunicación entre dominicanas y dominicanos, para destacar que una palabra al ser empleada sólo el hablante sabe el sentido, el significado que le ha dado, como ocurre con el vocablo pendejo.

II.- La palabra pendejo utilizada por un corrompido contra una persona seria y honesta

5.- En el curso de una conversación, al escuchar la palabra pendejo debemos de ser lo suficientemente ágil para comprender su esencia, la intención de quien la ha pronunciado. El enlace, la articulación de palabras puede servirnos para una correcta comprensión.

6.- La palabra pendejo, al margen de su definición relacionada con la ubicación en una parte del cuerpo humano, en nuestro medio su uso se ha desarrollado con la misma rapidez que se ha agrietado la sociedad dominicana. Su utilización es de gran aplicación para hacer mención de características o particularidad de alguien, primero enalteciéndolo y luego rebajándolo. De ahí que es común escuchar: «tú eres una persona buena, pero pendeja».

7.- La palabra pendejo es empleada, casi siempre, por una persona de mala calaña, contra otra de correcto proceder, para estigmatizarla, deshonrarla reprochándole lo que hace en cumplimiento de su deber. Al infamar a quien honra con sus actuaciones, el canalla busca herir al ser humano honesto y noble a cabalidad. Así, por ejemplo, al juez honesto y laborioso, aquel que administra una sana justicia, y no vende sentencias, para golpearlo en su sentido de dignidad le dice: “usted no es más que un pendejo, porque dejó la magistratura y en ella no hizo fortuna económica”.

8.- Para hacer sentir mal anímicamente a una persona honrada, aquel que cumpliendo con el sentido de la honradez no sustrae fondos públicos, se procura reducirle su autoestima diciéndole que es un tonto, un pendejo, porque la estima de la dignidad y la consideración no tiene significación pecuniaria.

9.- En un medio de corruptos, el decente es considerado pendejo. El que fue burócrata toda su vida, y hoy no tiene una villa en Casa de Campo, para herirlo se le dice que es buen pendejo, que por estar de pusilánime anda a pie y sin casa de veraneo.

10.- Para zaherir al brillante abogado, estudioso, respetuoso y leal con su cliente y en los debates, se le identifica como pendejo porque no resuelve los asuntos recurriendo a artimañas y triquiñuelas o compartiendo sus honorarios con los jueces que conocen de las litis que lleva.

11.- En busca de golpear al galeno sensible, de él se ponen a circular aviesos comentarios, tales como: «No hay lugar a dudas de que es un brillante médico, dedicado a su profesión y entregado a sus pacientes, pero por pendejo lleva una vida modesta, por no comercializar con la medicina va a morir como nació, sin nada».

12.- Con el fin de denostar a un profesor digno, de él se pone a circular la especie de que: «fue un gran maestro, educador de varias generaciones de santiagueras y santiagueros; muy preparado y serio; nunca promovió a un alumno por dinero, pero, por pendejo, ahora tiene que vivir en el extranjero, porque en el país no tiene garantizada ni una aspirina para su salud».

13.- Los sinvergüenzas, para hacer creer que ser digno carece de significación, como crítica a los honrados, refiriéndose a un hombre honesto sueltan la idea de: «Siempre ha actuado con rectitud y honestidad; es un ciudadano ejemplar, pero no ha avanzado económicamente por estar de pendejo; ha vivido de ilusiones, con la creencia de que con pendejadas se puede vivir bien».

14.- Con el objetivo de igualar a los evasores con los que pagan sus impuestos, el tigre metido a empresario comenta: «como empresario es muy destacado, reconocido por su laboriosidad, perseverancia y organización; su empresa es modelo en su área, pero no ha crecido en lo económico por estar de tonto; es un pendejo que no se pone fácil con la aduana ni con impuestos internos; si boroneara a los funcionarios recaudadores, fuera de los más ricos del país».

15.- En procura de atacar a los periodistas que no alquilan ni venden su pluma, el gacetillero rastrero razona diciendo: «Es de los periodistas más talentosos, y siempre ha mantenido una conducta irreprochable, pero es muy cerrado, no acepta engrase, se maneja por lo correcto; es un pendejo, por eso ahora es que tiene un carrito de medio uso».

16.- La opinión de un negociante mañoso, que ha estafado a medio pueblo, al referirse al comerciante de bien dice: «Creo que es el más viejo en la actividad comercial en esta plaza; sus compañeros en los negocios le reconocen como hombre de palabra y buena paga, pero es un lelo, un buen pendejo, porque nunca ha comprado efectos robados ni de contrabando».

17.- El mecánico vagabundo, para reducir a su compañero de oficio que es decente y honrado, lo califica así: «Lo imbécil que es el mecánico fulano de tal, lo ha llevado a vivir de pendejo; le dice a sus clientes con sinceridad hasta la pieza que le cambió a su vehículo, y para colmo le guarda la factura; la falta de sagacidad de ese pobre mecánico lo mantiene, por pendejo, en la miseria».

18.- Para justificar su accionar politiquero, los negociantes de la política lanzan esta idea: «Los presidentes más honestos y sensibles que ha tenido nuestro país, Ulises Francisco Espaillat y Juan Bosch, han salido del poder sin cumplir un año de mandato; no supieron gobernar, por estar de pendejos civilistas, demócratas sinceros y honestos; debieron manejarse como Báez, Santana, Lilís, Trujillo, Balaguer y otros».

III.- Algunos, si no somos pendejos, actuamos como tales

19.- Así como la palabra pendejo puede ser utilizada para establecer comparación en el comportamiento de una persona glorificándola y humillándola, encumbrándola o denigrándola, también se utiliza para calificar a otro como cobarde, necio, infeliz, idiota e imbécil.

20.- Al margen de las calificaciones que se relacionan con el pendejo, en el seno del pueblo dominicano, dentro de las diferentes clases, sectores y capas sociales están presentes personas que, a lo mejor sin darse cuenta, actúan como pendejos.

21.- Lo que demuestra la realidad es que la generalidad de las dominicanas y dominicanos que ejercen su derecho al voto caen de pendejos por ser víctimas de las pendejadas de quienes se aprovechan de la buena fe de los electores y electoras.

22.- En nuestro país, muchos votantes por ser crédulos se dejan pendejear como corderitos; van a votar y luego son manejados pendejamente; su sana intención y voluntad política caen ante la viveza de candidatos que hacen de la truchimanería una virtud. La socarronería, la astucia politiquera dobla la sinceridad en base a pendejadas.

23.- La forma ingenua como se desplazan ciudadanas y ciudadanos dominicanos hacia los colegios electorales, a los fines de ejercer su derecho al voto en favor de un candidato, el cual luego toma su elección para negocio; en este caso la decisión del elector o electora puede calificarse de su parte como una pendejada.

24.- La forma candorosa que impulsa al munícipe a votar en favor de un candidato a alcalde, quien después de elegido se burla de la comunidad haciendo lo que le da la gana en la alcaldía, lo torna en un pendejo elector.

25.- Como una tomada de pelo, pendejamente, en nuestra ciudad se crean rutas de vehículos del transporte público urbano, por pura conveniencia económica y politiquera, y nos cogen de pendejos. Con ese pendejear no llegaremos a tener una ciudad debidamente organizada.

26.- Por su candidez, miles y miles de dominicanas y dominicanos, tranquilos y religiosamente cumplimos con el pago de Impuestos Sobre la Renta; caemos de pendejos ante los evasores que se pasan de listos, verdaderos maliciosos profesionales, y frente a los recaudadores que no dan un uso correcto a nuestros tributos.

27.- Haciendo el papel de marrana, a millones de dominicanas y dominicanos que tenemos vehículos de motor, cada viernes nos imponen un impuesto por medio del consumo de la gasolina; nos comportamos como pendejos; dejándonos tomar el pelo olímpicamente, sin protesta alguna.

28.- Comportándonos como pendangos, en forma sumisa la mayoría de las dominicanas y dominicanos pagamos la energía eléctrica, sin comprobar si hemos consumido o no lo indicado en la factura.

29.- Aquellas personas que en los lugares que expenden gas licuado pagan por concepto de la compra del combustible cincuenta libras, pero el vendedor, aunque cobra por la cantidad pagada, sólo coloca en el tanque cuarenta; el bobo comprador sabe que lo han engañado tomándolo de pendejo.

30.- Bajo la creencia de que somos pendejos, al pueblo dominicano no se le ha informado en forma pormenorizada, el destino de los dineros recaudados por concepto de la venta de los bienes incautados con motivo de los fraudes bancarios descubiertos en el 2003.

31.- Cada vez que se descubre un gran fraude en un organismo del Estado, se busca la forma de personalizar el fenómeno de la corrupción en la persona de un ladrón, para tomarnos el pelo, cogiéndonos de pendejos, no explicando que la corrupción es sistémica, que forma parte de las lacras que genera el sistema capitalista.

32.- Los defensores y beneficiados del sistema imperante, como si fuéramos imbéciles o pendejos, nos dicen que la democracia que padecemos es del pueblo y para el pueblo, pretendiendo embaucarnos para que nos traguemos la píldora, y no comprendamos que la democracia que predomina aquí es la de la minoría nacional y los intereses extranjeros, que la han diseñado para su interés y conveniencia.

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