Rol del Estado, rol del partido

Un partido de gobierno siempre presenta dificultades en los roles del Estado y del partido gobernante. Con frecuencia dirigentes o el mismo partido trata de que las cosas se hagan en el gobierno como quiere el partido; también sucede que el gobierno&#823

Un partido de gobierno siempre presenta dificultades en los roles del Estado y del partido gobernante. Con frecuencia dirigentes o el mismo partido trata de que las cosas se hagan en el gobierno como quiere el partido; también sucede que el gobierno o algunos de sus ministros y funcionarios pretenden dirigir al partido y hasta constituirse en su vocero.

De manera absoluta y permanente eso no ocurre en la relación que ha tenido el PLD con sus gobiernos. Eso no quiere decir que no ocurran algunos conatos para quebrantar esa relación por interés o confusión.

Ocurre de vez en vez, que funcionarios y ministros hablan y quieren fungir como si fueran dirigentes del PLD. Se observa en ellos el ánimo de ser dirigentes del Partido o buscar espacio para ingresar por arriba. Es totalmente diferente, cuando el ministro o funcionario es real y legítimo dirigente del Partido, que en ningún caso use su condición en el gobierno para hablar por el Partido.

Desde el partido aprendimos, desde antes de llegar al poder, que las decisiones de Estado las toma el jefe de Estado, que, como se sabe, es el Presidente de la República.

Si somos un partido de gobierno, no es para dirigir al jefe de Estado, eso es interferir con el mandato recibido por el pueblo en un proceso legítimo y por disposición constitucional. Nadie ha visto nunca a un dirigente del PLD diciéndole al presidente Medina y anteriormente al presidente Fernández lo que tiene que hacer.

Mucho menos se ha visto una declaración pública ni ha habido un cuestionamiento al Presidente en el seno del organismo del cual forma parte, que es el Comité Político.

El PLD ha sido una organización política exitosa, en este momento una de la de mayores éxitos de América Latina; ya no sólo por haber ganado siete procesos electorales, seis de ellos consecutivos, con más de un 50% de los votos, sino también por haber gobernado con estabilidad y no haber llevado sus conflictos al Estado.

Quien gobierna ahora, y a partir del 16 de agosto, es Danilo Medina. Le he oído repetir muchas veces a Leonel Fernández que gobernar no es su rol, en este momento.

Es que si el rol del partido y el rol del Estado está claramente diferenciado, interferir uno con el rol del otro, es totalmente inadecuado y termina por crear crisis en el Estado y ni decir en el partido.

En el PLD hemos ido aprendiendo otra lección importante. Es que gobernar por mucho tiempo y hacerlo bien, no sólo nos garantiza seguir en el Poder, sino además desarrollar liderazgos. En este momento tenemos dos liderazgos principales y con un simplismo político, comunicadores, politólogos y opositores afirman que “dos gallos no caben en un gallinero”.

Resulta, en cambio, que tener dos liderazgo principales es oportuno porque uno y otro juegan roles diferentes como son diferentes el rol del Estado y del partido.
Ahora que vamos para 16 años consecutivos gobernando, con asomos de crisis por la desaceleración de la economía mundial, tenemos un buen presidente que va a necesitar, si lo pide, el apoyo del partido.

Y ahí está el otro liderazgo para desarrollar un proceso de modernización y fortalecimiento del partido. Ambos liderazgos son oportunos y necesarios. 

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