Nuestro cuerpo se sostiene con productos que contienen elementos orgánicos e inorgánicos (minerales).Al morir, nuestro cuerpo o nuestras cenizas son enterrados en esa tierra que probablemente contiene materias procedentes de meteoritos o asteroides de otras galaxias. Estamos constituidos por la interacción, en una danza cósmica perpetua, de las partículas que conforman el universo.
Los minerales aportan un valor vital a nuestro cuerpo. Hay siete minerales indispensables para la vida: calcio, fosforo, cloruro, magnesio, potasio, sodio y sulfuro. Los principales y más comunes son el calcio y el fósforo. Si colocamos todos los minerales del cuerpo en una balanza pesarían alrededor de 5 libras.
Otros minerales representan una ínfima parte del porcentaje total del peso del cuerpo, pero tienen enormes tareas en las funciones orgánicas y la nutrición. A estos se les denomina minerales “traza”, porque existen solo indicios o vestigios de ellos en nuestro organismo. Entre estos tenemos el hierro que forma parte de la hemoglobina, esencial para la captación y transporte del oxígeno. Su deficiencia produce anemia. El selenio, que ayuda a la utilización del yodo por la tiroides, a la función del sistema inmunológico y se cree que puede prevenir el cáncer, y su deficiencia puede causar cardiopatía. El zinc ayuda a eliminar los radicales libres que dañan las células. Hay otros minerales como el cromo, el cobre, el fluoruro, el manganeso y el molibdeno que se encuentran en muy pequeña cantidad en los alimentos y bebidas y complementan la función de los otros nutrientes.
La ingestión de mucha cantidad de minerales puede causar efectos tóxicos y causar mucho daño. Tenga cuidado con los medicamentos de venta libre, no tome suplementos minerales si no son prescritos por un médico. Si lleva dieta equilibrada nunca tendrá que preocuparse de ingerir suplementos minerales.
