Yucayeque: Ciudad indígena, en Higüey

La riqueza histórica, humana y social de la Ciudad Salvaleón de Higüey, trasciende el incipiente impulso del sector turismo, la exhibición franca y pura de su gastronomía, la desbordada habitud o las costumbres propias de un pueblo que ama labrar&#82

La riqueza histórica, humana y social de la Ciudad Salvaleón de Higüey, trasciende el incipiente impulso del sector turismo, la exhibición franca y pura de su gastronomía, la desbordada habitud o las costumbres propias de un pueblo que ama labrar y cultivar la tierra que le cobija y el sincretismo religioso; que le identifica desde República Dominicana hacia lejanas latitudes. Este municipio es un paraíso sin competencia humana alguna, extraña mezcolanza de etnias que resaltan ojos saltones, pieles acarameladas y de cabellera desenvuelta que coquetean con el viento originario desde el encanto costeño de sus playas.

En voz arahuaca o indígena, Higüey; “Hijo del sol” o donde nace el sol, hijo de Coati. Piedra del sol. En sus inicios fue un Yucayeque, poblado o ciudad indígena. También, uno de los cinco cacicazgos o divisiones geopolíticas y habitadas por los ciguayos, quienes eran flecheros indios de la costa norte de la isla.

Mestizaje étnico y cultural

Los ciguayos era una de las razas existentes en Haití, a la llegada de los españoles. Tomaron su nombre de la Cordillera Septentrional, donde habitaron, por establecerse en las faldas de las montañas y de modus vivendi nómadas.
Los secretos y murmullos que descansan entre sus innumerables cavernas, ríos y voces conforman la esencia lingüística y comunicacional en La Altagracia, como provincia, asimismo, en toda la geografía nacional.

Es un vozarrón incomparable. Su perenne legado que vivifica a las nuevas generaciones con reliquias composicionales de la idiosincrasia regional y a su vez, de toda la nación.

Lo que precisa que existiera una comunidad de personas que dieran génesis a este impacto cultural desde la extracción del oro, navegar por inciertas aguas, crear rutas marítimas y descubrir un exuberante asentamiento de los primeros habitantes o aborígenes de la isla La Española.

Motivados por hurgar en los asentamientos aborígenes de la zona costeña, apreciar sus hábitos y distintas formas de sobrevivir de manera rudimentaria y artesanal, difundirlos e intercambiar las transformaciones de las sociedades primitivas hasta la civilización, surge el yucayeque-Macao.

En ese sentido, munícipes como Gamalier y Rigoberto Pimentel, empresarios turísticos, juntos a Darío Yunes, asesor y gestor cultural, presidente de la Comisión Civil de Desarrollo para la provincia La Altagracia, (COCDEPAL), aúnan esfuerzos para la construcción del primer “yucayeque”, poblado, ciudad o barrio indígena en la localidad costeña de Macao.

El Yucayeque indígena

El acogedor diseño exhibirá un espacio de conocimientos y esparcimiento a los altagracianos e impulsará el turismo histórico mágico-religioso de los antepasados. Será una recreación humana e histórica.

Es un museo que tiene como objetivo básico rescatar los valores ancestrales, motivar la difusión de la vida aborigen, el desarrollo que conquistara la raza en su momento y las limitaciones propias de un grupo humano inocente y desconocedor de sus innatas riquezas.

Ejemplo de esto es que, antes de los indígenas alimentarse de la yuca, se nutrían de la guáyiga o (Zamia debilis) que germina en terreno rocoso o calizo.
La guáyiga es un arbusto de tronco espinoso que da un tubérculo de hasta un metro de longitud del que se extrae harina, la misma con la que los taínos elaboraban una especie de pan, ahora llamado chola. También de almidón.
Una gran franja de la planicie marina de las costas de Higüey, hacia el mar Caribe, ésta copada de este vegetal.
En sus inicios, los indios les llamaban “Mangüey”; (man) es costa y (güey) sol. “Al entrar a la isla por Boca de Yuma, los indígenas se encontraron con la guáyiga, y de ahí le nombran, “costa del sol”.

La realidad es presentar ese antepasado en tiempo real.

“Este yucayeque, nace del interés por la cultura precolombina. Es tratar la historia de nuestros pueblos indígenas, la vida y costumbres.

“Precisamente, estamos construyendo ese pueblo en la localidad del Macao, nunca antes visto ni construido”, informó Yunes. Es un museo etnográfico y etnológico donde los visitantes aprecien físicamente enseres y modo de vida.

“Los turistas también podrán disfrutar de la vastedad informativa. El yucayeque será un gran atractivo por los componentes visuales, que transportarán al público a remotas situaciones y cotidianidad primitiva”. El Yucayeque recoge el asentamiento indígena donde vivían y realizaban sus principales actividades concentradas en este poblado compuesto por los caciques, jefes o reyes de una división territorial, de una familia tribal o a una persona destacada por sus cualidades personales o relaciones de parentesco con otros jefes.

A su juicio de sus creadores, será interactuar con personajes de la época. “Estamos llevando la historia y la cultura indígena al drama abierto que representaremos en éste nuevo destino ecoturístico, yucayeque del Macao”.

Habilitación del yucayeque Macao

Dijo Yunes, asesor precolombino, que la estructura del poblado, plaza ceremonial y el batey está listo. “Es una réplica auténtica. No empleamos materiales que no sean propios de la época precolombina. La arquitectura natural se manifiesta en este yucayeque”.

Añadió que en yucayeque- Macao, también, se disfrutará del areíto: baile donde cantaban y compartían experiencias a las nuevas generaciones. El juego de la pelota en el batuu y otras recreaciones. “No tenían una forma de escritura, pero si la oralidad e historia”.

En el yucayeque-Macao se representará de manera simbólica el Rito de la Cohoba o ceremonial. Consistía en que el behique, chaman o buitio quien era el curandero de la tribu duraba 12 días en ayuna para inhalar sustancias alucinógenas y purificarse separando el alma del cuerpo. Igualmente, cultivaban y elaboraban tabaco.

La alimentación, vestuario, distribución del pueblo de acuerdo a la clase social y de acuerdo a su función. Es rescatar, difundir y mantener las tradiciones del antepasado cultural. Este proyecto ecoturístico e histórico desarrollará su visita guiada y comentada por los guías internos y externos.

Asentamientos taínos

En el municipio de Higüey, Darío Yunes, gestor cultural y arquitecto, junto a Leonel Melo, antropólogo y folklorista, afirmaron que hay muchos restos de asentamientos taínos, residuos y basura. Muestra es el cacique Bonao o “dueño de la gran montaña” por estar ubicado al pie de la Cordillera Oriental y en el Cibao, o “montaña rocosa”; en la falda de la Cordillera Central.

Leonel Melo detalló que, “para descubrir los cementerios taínos hay que realizar excavaciones y ubicación geográfica con The Global Positioning System, (GPS); y hacer un levantamiento con un boletín o informe que luego se deposita en el Museo del Hombre Dominicano, para fines de futuras consultas por estudiantes y conocer los enlaces culturales”.

Con los boletines se registran los descubrimientos recolectados en las investigaciones. “Macao fue un nitaíno quien subgobernaba el yucayeque de Jagüey, situado en las proximidades de este primer museo. En Macao era el único sitio con agua de esa zona. Las cavernas también, donde se aprecian actualmente balnearios propios de los indígenas”.

Melo dijo que existen cerámicas y huesos, caminos o senderos donde los primeros habitantes buscaban el agua para abastecerse.

Ceremonial
En el yucayeque será presentado de manera simbólica, el Rito de la Cohoba o Ceremonial, a cargo del chamán o curandero de la tribu.

Higüey
En voz arahuaca o indígena, Higüey; “Hijo del sol” o donde nace el sol, hijo de Coati. En sus inicios fue un Yucayeque”.

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