Un nuevo comienzo

El 2019 promete ser un año cargado de grandes expectativas, de nuevos y mejores proyectos. En nuestro caso particular, asistimos a un periodo reflexivo que nos permita integrar una serie de postulados respecto a las principales problemáticas del arte nacional y las fortalezas que presenta el sistema en vías de mejorar el proceso de promoción y legitimación del patrimonio cultural.

El 2019 promete ser un año cargado de grandes expectativas, de nuevos y mejores proyectos. En nuestro caso particular, asistimos a un periodo reflexivo que nos permita integrar una serie de postulados respecto a las principales problemáticas del arte nacional y las fortalezas que presenta el sistema en vías de mejorar el proceso de promoción y legitimación del patrimonio cultural.

Si bien, hemos avanzado respecto a otros años, sin embargo, ahora que estamos próximos a la vigésimo novena edición de la bienal de artes visuales, es momento para el diálogo, a fin de que no sigamos incurriendo en los mismos errores del pasado. La bienal, en tanto evento principal de las artes visuales en nuestro país, debe ser encaminada a la institucionalización, siguiendo los modelos establecidos en otros escenarios como Cuba o Brasil por citar algunos ejemplos.

Siendo el evento de mayor tradición en el área del Caribe, debería contar con su propio presupuesto y con un personal calificado que trabaje a tiempo completo los detalles a tomar en cuenta para el proceso de recepción de las obras, el montaje de las mismas y todos los elementos concernientes a la logística del evento.

El pueblo, debería sentirse identificado con la bienal, comprender de qué va la puesta en escena de las obras participantes. La promoción debe ser masiva y coherente. La ciudad en su conjunto debe prepararse para acoger el evento con actividades colaterales que impacten al público y que vayan en sintonía con la realidad social.

El arte no debe ser exhibido para un sector, sino ir más allá, trascender las fronteras del Museo de Arte Moderno, vincular al mayor número posible de instituciones culturales. De hecho, es un buen momento para que la Escuela de Historia y Crítica de Arte tenga una participación activa, brindando la oportunidad a sus alumnos de que puedan colaborar en el proceso de montaje del evento y, por qué no, coordinar paneles interactivos para reflexionar en torno a la bienal y las expectativas que genere en función de las propuestas seleccionadas.

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