En los tres casos hay un rechazo marcado a la violencia, esa que tuvo un gran auge internacional con la guerra de Vietnam la que fue aprovechada por artistas como Jasper Johns para crear una fuerza expresiva de rescate de valores humanos. La bandera de Johns es la bandera del pueblo norteamericano, no la que se enarbola para ir a masacrar niños vietnamitas. Con la ayuda de la marihuana el POP se convierte en OP, de óptico, de las visiones coloridas y de los efectos ópticos que se producen en los efectos alucinógenos.

El comienzo

Es en ese momento que los artistas buscan una ruptura con el arte abstracto o el expresionismo y para ello usaron los símbolos cotidianos de consumo de masas: los anuncios, la bandera, etiquetas de productos, comics, etc. Y quizás porque todavía el arte abstracto se considera como un fraude a pesar de las teorías de Kandinsky y de la fama de Pollock no solo para el público, sino para los mismos artistas. Como manifestación de la libre expresión artística el arte abstracto tiene una validez incuestionable, pero lo que nunca pasó es el empuje del arte a una manifestación carente de conocimiento y talento. Todavía el debate sigue e incluye al POP ART.

Roy Lichtenstein se desborda con los comics ampliados, y que él ¿maliciosamente? sumerge en al anonimato a buenos artistas de muñequitos y novelas mientras que Andy Warhol usa las etiquetas de sopa Campbell y Brillo junto a símbolos gráficos de las figuras conocidas del momento como la Monroe que ya le había despertado el erotismo al más tímido desde que inauguraron la revista Playboy del magnate Hugh Hefner. Su capricho lanzó al estrellato a la rubia más famosa de la historia.

El POP ART aprovecha un ícono existente, que ya tiene su publicidad, que es bien conocido de todos, in English is POP, y lo reutiliza obligando sin forzar al público, a una identificación inmediata porque ya forma parte de su subconsciente. No es lo mismo que hacer una obra de arte que, como creación, nunca se ha visto y que te sorprende. Tomará mucho tiempo para que el espectador la integre a su siquis y la adopte. El POT ART no tiene ese problema, todo el que vivió en Los Estados Unidos en los años 70 sabe perfectamente lo que es una sopa de lata Campbell porque sus ojos los dirigieron hacia ella en cualquier supermercado. Así, al ver la sopa presentada como obra de arte, hay inmediatamente una comunicación perfecta. Puede que haya una reacción adversa… “esa vaina no es arte, eso es una maldita etiqueta”; pero ya hay una interacción obra-espectador.
Oldenburg hace lo mismo, con el apoyo de su compañera Coosje van Bruggen historiadora del arte; en vez de crear una obra desconocida, toma cualquier objeto conocido y lo lleva a la categoría de arte. Es así como él se inspira en un tenedor y lo amplía y lleva a la plaza pública. Una cuchara con una cereza, un serrucho, una pelota de badmington, un palito del cordel de la ropa, una chambra, un alicate, etc. ¡Eso es arte POP !
Y esa carrera creativa toma forma en las esculturas gigantescas de Claes Oldenburg y Louis Bourgeois. Johnny, que tuvo la oportunidad, como Frank, de ver otros horizontes, admiró las locuras de César Baldaccini en sus apilamientos y compresiones de chatarras como esculturas modernas, recuperaba en “cementerios” de vehículos piezas que él reciclaba. Su pulgar gigantesco, en el medio de París, es para inspirar a cualquiera.

Y en ese mismo París explotaban Niki de Saint Phallo y Jean Tinguely imposibles de ignorar por el enorme talento creativo de Johnny.

Desde que Bonelly regresa de Francia, en los inicios de los 80, no ha parado de hacer su propia obra con un sello muy personal desde aquellos trabajos de “ Espejos y Desencuentros” presentados en Casa de Teatro, su “mujer objeto” orgullo de Porfirio y Nelson en la Galería Nouveau de la Independencia casi Pasteur.

Y es ese crecimiento, esa madurez de su obra, que continua, que le permite ser hoy uno de los escultores más distinguidos de este país.

Fue una sorpresa agradable ver el “trip erótico de una ciguapa” completamente desubicada en un boulevard imposible y absurdo.
Las “almaquas” de la avenida de las Américas riman, visualmente, con un mar turquesa que Colón ni llegó a ver.
La selección de su vitrola para la estación Juan Bosch del Metro no pudo ser mejor acertada, al igual que el gran premio del 2010 del concurso Eduardo León Jiménez.

Y la sociedad de desecho en que vivimos, elimina computadoras, celulares, lavadoras, y una montaña de elementos que Johnny, como máximo representante del arte popular, recicla, recupera y nos los convierte en obras con las que el espectador se identifica, porque las conoce. Conoce las lavadoras ahora en Tótem moderno y conoce la plomada.

Su muestra ARTE PO ! PO ! POPULAR en el Centro Cultural de España es una expresión del batallar del artista contra el negocio de la guerra, la industria armamentista y contra ese sentimiento cavernario que hoy conocemos como violencia de género. Johnny, como artista sensible, arma esta obra con una fuerza de rechazo a la brutalidad, con un lenguaje más que sutil que desnuda un machismo dominante que se escuda detrás de un arma de fuego.

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