El artista, como decía el pintor Marc Chagall, es una persona buena, humana…

La estupidez es el enemigo más peligroso para las buenas personas, incluso más peligroso que la maldad.
-Dietrich Bonhoefter

El terremoto de Turquía dejó más de 40 mil muertos. ¿A quién se le puede ocurrir hacer chistes de esta desgracia? ¿Qué gracia tiene jugar con los sentimientos de los seres humanos? ¿Cómo puede bromear alguien con la tragedia de miles de niños sepultados, miles de mujeres, ancianos, jóvenes, familias enteras?

Estas respuestas no las puede dar, satisfactoriamente, ni siquiera un veterinario, pero quizás sí, un psiquiatra o un caricaturista.

La revista de “humor” Charlie Hebdo ha encontrado otro motivo para destilar el odio de su línea editorial y, por supuesto, ejerciendo, como chantaje, “la libertad de expresión”.

Charlie Hebdo es la misma revista que publicó una serie de dibujos provocativos e irrespetuosos del mundo musulmán, como si la guerra no hubiera sido suficiente.

La burla a su religión, a sus fieles, no tuvieron límites. El gran talento, para el sentido del humor de la tradición francesa (Bosc, Chaval, Maurice Sinet (Siné), Uderzo, Fred, Sempé, Folon, Desclauzeaux, Behrendt), fue reemplazado por la mediocridad y el afán de lucro denigrando otras culturas. Les costó caro subir de 60 mil tiradas a 7 millones, a costillas de la imbecilidad. Era la continuidad de los insultos del periódico danés Jyllands Posten cuando publicó en el 2005 las caricaturas de Kurt Westegaard etiquetando de terrorista al propio Mahoma.

Daumier y Cham se mofaron despiadadamente de los gobernantes haitianos y particularmente de Faustin Solouque que gobernó de 1849 a 1859, un precedente. Francia no le perdonó nunca su libertad ganada con dolor, sangre y miseria que los sacó de la esclavitud. El pago de esa liberación y las dictaduras modernas de los Duvalier los acabó de hundir hasta hoy. Pero la raíz de ese odio es algo más profunda. Es la enorme zurrapa que quedó y que hoy renace del nazismo francés, como legado de Petain. Ese nazismo, ese horror racial que descalabró a toda la parte norte de África, esa cultura de supremacía que humilló a tantos pueblos y que hoy hacina en barrios parisinos con la misma actitud, es la que se manifiesta en Charlie Hebdo. No tiene, solamente, que ver con el grupito que la dirige y realiza, involucra a los miles de franceses que la compran, que la apoyan y que la sostienen. JE SUIS CHARLIE, más que una consigna de solidaridad por los muertos de aquel 7 de enero de 2015, incluyendo al propio director, Charlie, es hoy un slogan que identifica lo más atrasado, lo más retrógrado de la humanidad, esa misma que reivindica a Hitler, Stephan Bandera, la guerra, el dominio neocolonial, la misoginia, la represión a los homosexuales. Yo mismo, que conocía a Wolinski, uno de los muertos, me solidaricé ciegamente, bajo el efecto del shock. Pero me llamó la atención de coincidir con Vargas Llosa. El problema desborda Francia y se extiende por toda Europa buscando la revancha de Hitler, la venganza de aquella derrota que sufrieron en la ll Guerra Mundial.

Charlie Hebdo, por tanto, no le perdona a Erdogan, el presidente turco, que no haya contribuido con la OTÁN o con cualquier manifestación de corte nazi, a ser complaciente. Como tampoco se le perdonó a Julián Assange, por decir la verdad y todo el entramado contra esas culturas lejanas.

Ese odio no es solo por las diferencias culturales, por los “atrasos” del mundo árabe. Es un odio geopolítico y racista.

Pero parece que la libertad de expresión es selectiva. Resulta que cuando el caricaturista Siné satirizó a Jean Sarkozy, hijo del presidente, cuando decía que su conversión al judaísmo le daría ganancias jugosas, su director de entonces, Phillippe Val, lo despidió por antisemita. Ellos no podían darse el lujo de prescindir del apoyo del gobierno a la revista. Le costó, eso sí, 40 mil euros de multa a favor de Siné por haber roto el contrato medalaganariamente. Doble moral: es bueno si es contra los musulmanes, es malo si es contra Israel. Por eso se metió en líos el caricaturista brasileño, Latuff en el 2009 al comparar a Israel con sus verdugos, pero ahora contra Palestina. Por supuesto que Mario Vargas Llosa también ERA CHARLIE y Chomsky acusado de traidor.

¿Por qué las quemas del Corán en Suecia? ¿Por qué las caricaturas contra Mahoma en Dinamarca? ¿Por qué la persecución y humillación a los inmigrantes?

La falta de talento artístico es reemplazada por la burla burda que usa las reglas del marketing con propuestas de shock indecentes.

El artista, por definición, como decía el pintor Marc Chagall, es una persona buena, humana, humilde, solidaria, sensible al maltrato de sus semejantes, inteligente, creativo. Su trabajo se inscribe para el crecimiento humano, alegrarle el espíritu, para ser mejores cada vez. No es una perorata dogmática. El arte, como el resto de las disciplinas busca el bienestar de mundo, pero todas ellas deben estar alerta para que no se infiltre la IMBECILIDAD que es lo que ocurrió con Charlie Hebdo, disfrazada de revista cómica.

Cuando en la Medicina se crean virus artificiales para vender vacunas nos encontramos de nuevo con esa IMBECILIDAD que es la misma que construye, en Ingeniería, de manera irresponsable, edificios sin seguir las normas de la ciencia y los protocolos debidos. Es la misma IMBECILIDAD humana que te pone un musicón a cualquier hora o que pudre una institución, como la Policía, para ir en contra de la propia ciudadanía. La misma del “arte contemporáneo”.

¡Qué libertad de expresión, ni qué carajo!

La IMBECILIDAD nunca tiene razón, por eso se impone a la fuerza. No tiene argumento, no quiere estudio, busca la fuerza bruta y se aprovecha del ejército de ignorantes, de cada sociedad, como aliado.
El protagonista de los actos bochornosos y criminales, siempre es el imbécil que sobrepasa todo lo racional. Es el gran freno del avance de la civilización.

La IMBECILIDAD es enemiga del estudio, de la belleza, del amor, de las leyes, de la cultura, de la paz, del arte, de la pintura, de la música.

La IMBECILIDAD lo quiere todo fácil, por eso es tan inclinada al robo, a la corrupción, a la violación, a lo falso, al engaño, al picoteo, al dame “lo mio”, a la mentira, a la usurpación. Por eso Charlie Hebdo es una revista cuyo lema pareciera ser: “una revista de imbéciles, para imbéciles con lo mejor de la imbecilidad”. ¡Olímpicos!

Al dibujar unas ruinas y la frase, “ni siquiera se necesitó tanques”, no tiene dos lecturas. Dice claramente que qué bueno que murieran tantos turcos, sin tener que hacerlo, como acostumbramos, a masacrarlos con nuestras guerras, sin gastar un peso. Solo faltó decir que qué pena que no se murieran todos y también el Presidente, así no necesitamos colgarlo como hicimos con Saddam.

Por supuesto que ya no se puede contar con la ONU, pero debería ser un organismo internacional que vele por erradicar, prohibir, sancionar, toda manifestación de odio, donde sea que ocurra. Que se respeten las culturas, la decisión de las mayorías en unas votaciones democráticas…

Ver también del mismo autor: https://www.elcaribe.com.do/sin-categoria/charlie-hebdo-libertad-expresion/
https://rebelion.org/mahoma-en-caricatura/
https://www.elcaribe.com.do/sin-categoria/charlie-hebdo-libertad-expresion-iii/
https://www.pressreader.com/dominican-republic/el-caribe/20150115/281736972838254 l

Opinión
Charlie Hebdo es la misma revista que publicó dibujos provocativos e irrespetuosos del mundo musulmán, como si la guerra no hubiera sido suficiente”.

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