Además de disfrutar de la cena, los dominicanos valoran la oportunidad de compartir con toda la familia

La Nochebuena que celebramos el 24 de diciembre, víspera del nacimiento de Jesús, es de las pocas tradiciones que se mantienen a través del tiempo en nuestro país y que congrega a la familia extendida como ninguna otra celebración.

Los días previos a la Nochebuena se disfruta de un ambiente alegre, matizado por villancicos en una ciudad adornada por arbolitos y luces multicolores.

Este año, como novedad, algunos sectores de la ciudad de Santo Domingo desde finales de noviembre disfrutan de la amenización de unos Santa Claus que visitan diferentes lugares intepretando los villancicos más representativos de esta fecha.

No importa si es en el campo o en la ciudad, ni el nivel socio económico, el 24 de diciembre, noche de paz y de amor, la familia se reúne desde temprana hora hasta la madrugada.

Compartir con la familia es el anhelo de todos. De hecho, dominicanos ausentes viajan sólo para formar parte de esta celebración por ser la Nochebuena la de mayor connotación de toda la temporada festiva navideña.

El hogar seleccionado suele ser el de los padres, o de los abuelos.

La cena es la reina de la noche y su protagonista principal es la carne de cerdo. Ya sea el cerdo entero, en partes o en lonjas no falta ni en el hogar más modesto.
Dependiendo del presupuesto de cada famili, será la variedad del menú.

“Nosotros nos reunimos todos en casa. Mis ocho hijos con sus parejas, mis nietos, amigos de mis hijos, alguno que otro vecino también. Nos reunimos en total mas de 30. Nuestra cena cuenta con una pierna de cerdo que me regala la abuela de mis hijos… hago pollo al horno, moro de guandules, espaguetis, ensalada verde y rusa, pasteles en hojas…” señala Miguelina Nivar, residente en San Cristóbal, quien labora en una casa de familia en Santo Domingo y disfruta del feriado navideño en familia por ser la época en que toma sus vacaciones.

Rachel Peguero, quien se desempena como asistente administrativa en una empresa en Santo Domingo, dice que en Nochebuena “ nos reunimos todos en casa de mis padres. Tres hermanos, siete nietos, el esposo de mi hermana y el papá de mis hijos. Mi mamá cocina, mi hermana prepara la ensalada, mi papá compra los dulces y las frutas, mientras que yo aporto monetariamente porque no tengo tiempo para cocinar. Ya todos reunidos, damos gracias a Dios por la comida. Mi papá pone música navideña cristiana y luego de cenar nos quedamos compartiendo, escuchando esos villancicos y tomando sidra y/o vino”, relata.

El menú del hogar de Rachel está conformado por cerdo, moro, pollo, espaguetti, lasagna, pasteles en hojas, pastelitos, jamón glaseado, cativias…

Naval De la Rosa, conserje en una torre residencial, explica que la Nochebuena se reúne la familia y algunos amigos invitados. “Cada quien lleva algo de comer como es el moro de guandules, pollo horneado, cerdo asado, ensalada rusa, pan telera, uvas, manzanas, bebidas artesanales. Normalmente, se hace un arroz blanco como opción para quien no desea moro. Así pasamos la Nochebuena en familia”, concluye Naval De la Rosa.

Mientras que Francisco Soto, mayor de ocho hermanos y quien se desempeña como chofer de una familia, el 24, él y sus hermanos se visitan, en cada caso disfrutan el momento comiendo y tomando.

“Es una noche de alegría, todos contentos con nuestros hijos y nietos, los que tenemos. Comemos moro con carne de cerdo, pollo, ensalada rusa y compartimos en armonía. Los hermanos que viven en España y los que viven en Estados Unidos, si no vienen, pues nos llaman. Somos una familia numerosa y muy unida”, concluye Soto.

“Luego de la partida de nuestros padres, cuyo hogar era el punto de reunión de toda la familia en Nochebuena, la celebramos en mi casa, soy la segunda de cuatro hermanos. Allí nos damos cita hermanos y primos, todos con sus respectivas familias, en total unos 30. Entre todos aportamos para el menú que incluye pavo, cerdo, arroz navideño, pasteles en hojas, suflé de batata, jamón glaseado, ensalada rusa, enttre otros”, así lo relata Sussy Berroa, empresaria, para quien la noche del 24 es la que más disfruta por reunirse con la familia completa.

La variedad de los dulces en la mesa, al igual que la de la cena y la bebida, va a depender del presupuesto familiar, suele incluir gomitas, turrones, blandos y duros; polvorones, pastel de frutas, frutas confitada, galletitas, que se degustan con el típico ponche. Las frutas, frescas y secas, van desde uvas, manzanas, peras, higos, nueces, almendras hasta coquitos. Las bebidas incluyen ron, vino, licores de menta y de anis.

Los presupuestos varían según las posibilidades económicas y este factor impacta la calidad y la variedad de los manjares. Sin dudas, es la noche de darlo todo, de abrir el bolsillo, noche de comilonas sin restricciones, la ocasión ideal para estrechar los lazos de familia y de pasar ‘revista’ a nuestras vidas.

Misa de Gallo

Otra tradición que se mantiene a través del tiempo es la celebración de la Misa de Gallo (no del gallo).

Así se le conoce popularmente a la misa católica que se celebra previo al día de Navidad, en conmemoración del nacimiento de Jesús.

Antes, las iglesias en nuestro país la celebraban justo a la media noche, pero desde hace unos años la celebran antes. En algunas parroquias a las siete de la noche, en otras a las ocho.

También conocida, en otros países, como la misa de los pastores, todos señalan que fue Sixto III, el papa numero 44 de la Iglesia católica, quien introdujo en Roma, en el siglo V, la costumbre de celebrar previo a la Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, llamada en latin “mox ut gallus cantaverit” (enseguida de cantar el gallo).

Comenzó a presidirla en un pequeño oratorio situado en la llamada capilla del pesebre, detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Pocos saben que en esta basílica se veneran las reliquias del Pesebre de Belén.

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