El miércoles Orlando Gil escribió que “Danilo será la diferencia”, en los brumosos tejemanejes que son las primarias moradas del 6 de octubre, y ayer recordó el anuncio de que Danilo se echaría al hombro al precandidato gobiernista, a Gonzalo Castillo.
El director de este diario, Osvaldo Santana, fino analista político, se ha referido a las consecuencias que podría acarrear que el presidente Medina haya decidido apostarlo todo a la precandidatura de Gonzalo.
Osvaldo valora las implicaciones de que el Presidente gane o pierda esa apuesta en la competencia interna del PLD, relevante tomando en cuenta que ese partido terminará gobernando los últimos 20 años.
El involucramiento del presidente Medina, usando funcionarios, instalaciones, equipos y otros recursos estatales para respaldar a su pupilo, al que no ha destituido para que “por ley”, continúe al frente del Ministerio, beneficiándose politicamente de sus recursos y servicios, de la campaña de publicidad y el engrosamiento clientelar de su nómina, obliga a seguir el tema.
Eso representa un feo incumplimiento del compromiso presidencial contraído en el discurso de renunciación, en el que dijo contribuiría con una campaña electoral limpia, lo que significa justa, libre y transparente, cual manda la Constitución, pues quería dejar el poder caminando las calles con la frente en alto.
Pero la intervención directa del Presidente en la precampaña y de seguro en la campaña, “echarse al hombro” a Gonzalo, implica ya una nueva amenaza a las finanzas públicas, un agravamiento del déficit institucional y un mayor deterioro de servicios como seguridad ciudadana, salud y educación de calidad, apagones, falta de agua potable y saneamiento.
La perspectiva lleva a inducir que el presidente Medina trata de imponer a su pupilo por la fuerza, busca una reelección diferida a 2024, y darle continuidad a un peledeísmo totalmente agotado y desacreditado.
Como antes en las primarias abiertas en todos los partidos y en el fallido intento reeleccionista, bien podría ocurrir ahora que con la imposición de Gonzalo y la reforma rehabilitadora, el presidente Medina pudiera estar yendo por lana, y salir trasquilado.
Y de paso acentuar la crispación política y la debilidad institucional que ya se anota la caída del turismo y el descrédito total de las primarias del PLD, y que con las crisis haitiana y venezolana y la situación de Puerto Rico pudiera constituirse en un contexto geopolítico muy incómodo para “el norte revuelto y brutal”.
