Deben ser cautos

Las organizaciones partidarias han puesto en la agenda la discusión no ya propiamente de la ley de partidos, sino el método para la elección de los candidatos nacionales. Se advierte un interés de establecer las normas convenientes a partes involucradas.

Las organizaciones partidarias han puesto en la agenda la discusión no ya propiamente de la ley de partidos, sino el método para la elección de los candidatos nacionales. Se advierte un interés de establecer las normas convenientes a partes involucradas.

Una ley tiene que afirmarse al menos en el propósito de que sea igual para todos y no para beneficiar determinados actores, aún sea coyunturalmente. Sería desnaturalizarla en sus orígenes.

Es inquietante que una fuerza pretenda modelar uno de los ejes fundamentales de la ley de partidos. Peor aún, una de sus tendencias, pese a un criterio muy extendido en las demás organizaciones.

Debe tenerse mucho cuidado, porque el poder en sí es un riesgo si no entiende la necesidad de frenarse a sí mismo, que es el sentido del equilibrio del que hablaba uno de los clásicos formuladores del sistema en que se fundamenta la democracia.

En el caso, no sólo se trata de un interés excesivo, sino que el empeño está contrariando precedentes vinculantes ya establecidos por el sistema de justicia del país, es decir, otro poder del Estado.

La Suprema Corte de Justicia dictaminó que la ley de primarias simultáneas contraviene la Constitución de la República, según la sentencia del 16 de marzo de 2005, contra la ley 286-04. De acuerdo con el artículo 277 de la Constitución vigente: “Decisiones con autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada. Todas las decisiones judiciales que hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, especialmente las dictadas en ejercicio del control directo de la constitucionalidad por la Suprema Corte de Justicia, hasta el momento de la proclamación de la presente Constitución, no podrán ser examinadas por el Tribunal Constitucional y las posteriores estarán sujetas al procedimiento que determine la ley que rija la materia”.

En buena ley, el debate del cual somos testigos no tiene razón de ser. Las primarias abiertas contravendrían una ordenanza constitucional. Más aún, desde el punto de vista social e histórico, serían impuestas forzosamente, y devendrían en arbitrarias.

La moderación, el necesario freno que con frecuencia requiere el poder para ser democrático, se fundamenta en el contrapeso y la equidad.

Deben ser cautos.

Posted in EditorialEtiquetas

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas