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La población dominicana se está acostumbrando, o la están, a permanecer indiferente ante terribles situaciones sociales que pondrían a pensar al más insensible de los mortales.

Por ejemplo, tres horrorosas y desgraciadas realidades.

  1. Un récord deprimente y la gente sigue en línea recta, como si nada: Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, somos el país con más muertes por accidentes de tránsito en el mundo, con 64.6 decesos al año por cada cien mil habitantes.
  2. Nos mantenemos impasibles y nadie se asombra de tener la tasa más alta de toda América Latina y el Caribe de embarazos en adolescentes. (Datos del Banco Mundial, divulgados en octubre del 2022, indican que por cada mil nacimientos registrados en República Dominicana, 94 corresponden a madres de entre 15 y 19 años, más del doble de la tasa mundial de embarazo en adolescente).
  3. También primeros en la región en uniones tempranas. Según cifras divulgadas por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), en 2019 el 32 % de las mujeres de entre 20 y 24 años se unió o se casó antes de los 18.

Esos dos últimos temas, el embarazo en adolescente y las uniones tempranas, están umbilicalmente atados a mortalidad materna e infantil, deserción escolar, mayor número de hijos, violencia de género y pobreza.

Por tanto, sus causas tampoco son ajenas a la educación sexual y de género, que se debieran enseñar en las escuelas, así como a un tema que actualmente es piedra de escándalo: la interrupción del embarazo.

Sobre esto elCaribe se ha colocado, al rechazar la penalización absoluta, al lado de un sentir mayoritario que lo apoya con eximentes para casos específicos, al tiempo que pone distancia del que vea el aborto como método de control de la natalidad o la simple voluntad de la persona embarazada.

A lo que queremos llamar la atención es que la sociedad no puede ni debe estar, sin inmutarse, ante problemas esenciales que le impiden crecer.

No tiene nada de honroso ser “campeones” mundiales en número de muertes en accidentes viales.
Y menos liderar a América Latina y el Caribe con la mayor tasa de uniones tempranas y de embarazos en niñas y adolescentes, dos acuciantes problemas de salud pública que afectan desproporcionadamente a las mujeres de escasos recursos.

Posted in Editorial

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