Mediante el decreto 132-23, el presidente Luis Abinader ha declarado el 16 de mayo de cada año como Día Nacional de las Sufragistas. Con otro decreto, el 164-23, dispuso el traslado de los restos de Abigail Mejía al Panteón de la Patria.

Abigail Mejía fue una mujer excepcional para su tiempo, escritora, políglota, ensayista, crítica literaria y maestra; también pionera de la lucha de las mujeres dominicanas por el derecho al voto, un logro concretado en 1942.

Aunque no está mal reconocer la lucha de las sufragistas, que costó esfuerzos, sangre y vidas truncadas en el camino, el día de la conmemoración de este acontecimiento encontró a las mujeres dominicanas envueltas en otras lides, que tienen que ver con su cuota de representación en las estructuras de los partidos y con el reparto de las candidaturas en cada proceso eleccionario.

Si las mujeres tienen derecho a votar tienen que tener también el derecho a ser elegidas, pero en cada proceso electoral debido a cómo los hombres concibieron la ley de la materia, los cabildeos, las reservas de candidaturas por parte de las direcciones partidarias y las connivencias coyunturales, suelen relegarlas a ocupar un segundo o tercer plano, cuando no se las despoja de representación, como ya ha ocurrido en casos puntuales.

Estamos a favor del voto femenino, pero también de que las mujeres ocupen cargos de relevancia en las listas partidarias, sobre todo cuando tienen méritos y suficientes pergaminos para ello.

Nuestra sociedad ha vivido cambios que a veces no son totalmente asumidos por las estructuras de conducción de las fuerzas políticas, con “viejos robles” que tienden a estancarse en el tiempo, atornillarse en sus cargos y pensar que con floridos discursos en pro de la equidad ya han cumplido con los votantes.

De ahí que saludamos el reconocimiento a las sufragistas, pero también instamos a las mujeres a que peleen no solamente por el voto, sino también por una legislación que reconozca con plenitud sus derechos, que supere los atrasos, que les otorgue el lugar que se merecen en la construcción del país del futuro, una sociedad más justa y con mayor equidad.

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