En este estadio del desarrollo de la humanidad hay temas y fechas que no se pueden pasar por alto, y una que debe ser privilegiada es la del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, que se celebró ayer viernes.
Para este 2022 el lema es “Protocolo de Montreal@35: Cooperación global para proteger la vida en la Tierra”, porque se cumplen 35 años de la firma de ese documento en Montreal, Canadá, con el que se exigía a los países eliminar el uso de CFC (abreviatura de clorofluorocarbono) para proteger la capa de ozono.
Esa capa está conformada por la concentración de un gas inestable -el ozono- compuesto por tres átomos de oxígeno y su misión fundamental es proteger toda forma de vida en el planeta, al actuar como un protector solar que limita el paso de las radiaciones ultravioletas.
Su destrucción está considerada como uno de los fenómenos más alarmantes que enfrenta el hombre en cuanto a la preservación del medio ambiente.
Con la afectación de la capa de ozono y su incidencia negativa en los ciclos naturales de la Tierra, está en riesgo la supervivencia todos los seres vivos, y por supuesto, de la especie humana.
El control y la eliminación del consumo y uso de las sustancias que agotan el ozono no sólo han ayudado a proteger esa capa para las generaciones actuales y las venideras, sino que también han contribuido considerablemente a las iniciativas mundiales para hacer frente al cambio climático, así como han protegido la salud humana y los ecosistemas.
Por eso la importancia de este protocolo y de la celebración de este día, en el que es propicia la invitación a los estados, organizaciones, a la juventud y sociedad civil en general, a que participen de las actividades alrededor de sus objetivos.
La destrucción de la capa de ozono como una de las causas principales del cambio climático tiene que generar una jornada de reflexión acerca de su importancia, pero también tiene que preocupar al mundo por su impacto letal sobre todas las formas de vida en la Tierra.
