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El panorama político dominicano vive un momento trascendental. Un complejo momento político-electoral crucial el cual -en perspectiva- marca el futuro de una sólida democracia.
El sistema democrático de República Dominicana se solidificará si en mayo del próximo año se realiza un torneo electoral presidencial limpio, transparente y, por consiguiente, creíble. Si ocurre lo contrario, la democracia tendría momentos “catastróficos”.
Pero no apostemos a lo negativo…tengamos fe, seamos positivos y confiemos en el trabajo de la Junta Central Electoral (JCE) que es el organismo encargado de organizar unas elecciones -en sus dos etapas, febrero y mayo- en las que serán electas las nuevas autoridades municipales, congresuales y el Presidente de la República.
Mientras esperamos que la JCE cumpla con su rol, sin dejar ningún viso de duda en transparencia, observemos el comportamiento de quienes aspiran a ser favorecidos con el voto de la mayoría.
En ese sentido, es de capital importancia que en el país quede institucionalizado -e incluso se legisle al respecto- el tan anhelado debate político-electoral.
Que en la lucha por el poder -a todos los niveles- sus aspirantes vayan al debate. Que planten sus ideas políticas, sus programas (de gobierno) para que el electorado los conozca “a la clara”.
Por qué dirigentes políticos locales, incluidos quienes creen tener los más “eficaces” proyectos para llegar a la
jefatura del Estrado-. ¿rehúyen a la polémica pública?.
En Estados Unidos, donde impera una auténtica democracia, en los procesos electorales ningún dirigente político (sea del Partido Republicano o del Partido Demócrata), dice ¡no al debate!
En un informe, que leí en el diario El Nuevo Herald de Miami, se explica que “el debate electoral o también conocido como debate presidencial es un tipo de debate político en el cual, los candidatos a un proceso de elecciones, se confrontan ideológicamente en igualdad de condiciones, exponiendo las propuestas de sus eventuales programas de gobierno, así como también su postura frente a diferentes temas contingentes o controversiales de interés nacional. De este modo, los votantes, en especial los llamados “indecisos”, pueden despejar sus dudas sobre un candidato e incluso cambiar o definir su intención de voto”.
Es necesario que los candidatos a la Presidencia presenten al público votante sus propuestas y que lo hagan en foros públicos o en debates por televisión. Que debatan sin miedo porque así podrán despertar credibilidad.
Seguiré en la segunda entrega.