El PLD y su incapacidad de superar el fracaso

Desafortunadamente, los signos actuales son desalentadores. Aquellos con la capacidad de enfrentar el pasado dañino y renovar su organización lo están haciendo con tanta cautela que no llegarán lejos y el clientelismo los absorberá. Están cavando su propia tumba.

El PLD y su incapacidad de superar el fracaso
El PLD y su incapacidad de superar el fracaso

Por Antonio Isa Conde.- El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), al igual que el PRD, el otro partido fundado por el profesor Juan Bosch, no ha aprendido la lección de sus propios fracasos. Después de la gran derrota electoral del 2024, se esperaba que el PLD se levantara, realizara una autocrítica profunda y se embarcara en un proceso de renovación.

Durante sus años de gobierno, el PLD llevó a cabo una serie de obras que sería mezquino no reconocer. Por ejemplo, el sistema 911, el programa de alfabetización, y los esfuerzos para fomentar las pequeñas y medianas empresas. También realizaron algunas transformaciones importantes en la institucionalidad del Estado, y en el sector eléctrico, y aunque no cumplieron completamente con las reformas necesarias, hubo mejorías.

Según un artículo de Juan Bolívar Díaz en Acento, el PLD realizó mejoras significativas en infraestructura, incluyendo la expansión de la red vial y el desarrollo de proyectos habitacionales, aunque muchos de estos logros fueron ensombrecidos por la corrupción y la impunidad dentro del gobierno. Efectivamente, en algunos momentos muchas de estas realizaciones han parecido eclipsadas por la corrupción y la impunidad. La magnitud de estos problemas era inimaginable y muchos de esos casos están en la justicia.

Lo que se observa a nivel de las investigaciones y sometimientos de la Procuradora General de la República es espeluznante a los ojos de cualquier ciudadano. En esta circunstancia solo un movimiento telúrico dentro del PLD para renovarse y recuperar parte de lo perdido podría salvarlo.

Tenía la confianza en que ese movimiento crítico y renovador podría iniciarlo la juventud del partido, muchos de ellos jóvenes destacados no solo en su vida política, sino también profesional y ética. Muchos de los logros del PLD se deben a estos jóvenes y menos jóvenes que trabajaron sin descanso por mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, y aunque no enfrentaron la corrupción con la debida fuerza, nunca se dejaron manchar por ella.

Sin embargo, ahora vemos que el PLD está cometiendo los mismos errores: no se resigna a cambiar. Y vemos con preocupación que aquellos deseosos de hacerlo no están enfrentando el problema de manera estructural y valiente.

Existe una tendencia a mantener el statu quo, encabezada por el presidente Danilo Medina, con la intención evidente: mantener el control de la organización y, con ello, todas las fuerzas negativas que se oponen a los cambios.

No han entendido lo que ha pasado y, por ese camino, no llegarán a ningún lado. Se necesita desarrollar un movimiento interno robusto y fuerte que enfrente estos problemas con valentía, basándose en una visión transformadora de la sociedad dominicana y de sus propias estructuras partidarias. Si no lo hacen, su destino será el mismo que el de otros partidos fundados por Juan Bosch. El PRD es un ejemplo claro.

Sin un proceso de renovación de las instituciones políticas, especialmente del PLD, el país no avanzará a la velocidad que podría. Estamos creciendo económicamente, pero no hemos sido capaces de transformar ese crecimiento en desarrollo. Los problemas en el sector educativo y de salud son evidentes.
Un informe de UNICEF en 2023 destacó las deficiencias en el sistema educativo dominicano, donde la calidad de la educación sigue siendo un reto.

Sin capital social acumulado en salud y educación, jamás alcanzaremos los niveles de desarrollo que el país requiere.

Es fundamental combatir la desigualdad, que es uno de los aspectos más negativos del desarrollo socioeconómico de nuestro pueblo y un peligro latente para toda la sociedad. Para enfrentar la desigualdad, es necesario combatir el rentismo y el clientelismo político, en los partidos políticos y las instituciones públicas. con una visión clara y desarrollista.

Desafortunadamente, los signos actuales son desalentadores. Aquellos con la capacidad de enfrentar el pasado dañino y renovar su organización lo están haciendo con tanta cautela que no llegarán lejos y el clientelismo los absorberá. Están cavando su propia tumba.

Mis críticas a la dirección política del PLD no son nuevas, las hice también cuando estaban en el gobierno.

Ahora es más urgente porque el país necesita una oposición constructiva. Es peligroso que el partido de gobierno esté solo. Incluso al mismo gobierno no le conviene, pues estará más propenso a cometer errores y a no hacer lo que el país requiere: también el presidente Abinader tendrá que tomar decisiones políticas importantes que pondrán en juego su capital político. Encontrará mucha oposición tanto de los poderes fácticos como dentro de su propia organización política. No es tarea fácil.

El país necesita una oposición constructiva. Es crucial que dentro del PLD y otras organizaciones políticas envejecidas se tomen decisiones firmes para renovarse. No tienen nada que perder, pues si todo sigue igual, están perdidos de antemano.

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