Gabriel Boric, un joven de 35 años recién electo presidente de Chile, tiene el más hermoso e histórico desafío, que ha de ser referente para la actividad política en América Latina. Está legitimado con el más alto porcentaje de votación alcanzado y el más joven presidente en la historia de Chile.

Debe saberse que esos resultados no se originan por un golpe de suerte; sí han sido rápidos e intensos. Los procesos históricos cuando se desatan son así, suceden a cortos tiempos, pero tan vertiginosos que el tiempo parece mayor del que realmente sucedió.

Este joven Gabriel Boric supo manejarse en un ambiente político diverso, confuso y de fuerzas contrapuestas. Todo sucedió rápido, pero ha sido la acumulación de décadas anteriores. El general Augusto Pinochet, en medio de la lucha bipolar socialismo versus capitalismo le dio un golpe de Estado, incluyendo provocando la muerte, a Salvador Allende; aquellos acontecimientos de 1973, en Chile, conmovieron a América.

En nuestro país fue un factor decisivo para que Bosch, y los que les acompañábamos, entendiéramos que un partido democrático, como lo era el PRD, ya no nos servía y pasamos a fundar una organización de cuadros y de militantes.

En Chile el dictador Augusto Pinochet se impuso a sangre y fuego. A fuerza de los cambios en la correlación de la política mundial, salió del Poder; solo que dejó todo amarrado. Hubo intentos, por el entonces presidente Ricardo Lagos en reformar en el 2005 la Constitución. En 2013, la presidente Michelle Bachelet, después de esfuerzos sucesivos en diálogos y campañas educativas, envió al Congreso una propuesta en 2018, al salir del Poder, esa propuesta fue dejada de lado por Sebastián Piñera, presidente entrante.

En el 2019 el pueblo chileno, acompañado de una diversidad partidaria, inició una escalada de movilizaciones que provocaron la convocatoria a la elección de una asamblea constituyente, teniendo la característica de ser la primera a celebrarse en el mundo con paridad de género. En 2022 deberá culminar con un plebiscito para ratificar lo que la asamblea apruebe. Entonces, Chile habrá sustituido la Constitución del dictador Augusto Pinochet de 1980.

El País, reproduce un cable de AFP, del pasado 21 de diciembre, con una información de significativa importancia política, por el valor del gesto del presidente electo. “Boric visita la Convención chilena en su segundo día como presidente electo”; declaró que su visita es “una señal de compromiso con un proceso histórico, el proceso constituyente”.

La reseña destaca: “La visita tuvo una fuerte carga simbólica y política. En el marco de la segunda vuelta de la campaña presidencial, se instaló como el candidato que empujaría el proceso constituyente, en contraposición a su contrincante José Antonio Kast que estuvo por no cambiar la Constitución en el plebiscito de octubre de 2020. Aunque Kast aseguró que respetaría el resultado de la Convención, porque no se saltaría la democracia, los partidarios de Boric reconocían en el ahora presidente electo un motor importante para garantizar el éxito de la convención, en un proceso que terminará el segundo semestre de 2022 con un plebiscito de salida”

El joven presidente actúa con inteligencia y ha sido cuidadoso al precisar: “Es la Convención la que tiene la potestad de discutir las normas constitucionales de adelante y aspectos transitorios”.

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