En mayo del 2024 habrá elecciones presidenciales en República Dominicana. Y desde ya, a menos de 16 meses del gran acontecimiento político, se pronostica que la contienda electoral tendrá a dos protagonistas reales: Luis Abinader, quien irá en busca de la reelección, (¡oh reelección dominicana tan molestosa!) y Leonel Fernández.

Paradoja: Los más agudos analistas de la política vernácula no vacilan en asegurar que Abinader y Fernández serán quienes disputarán la conquista del poder en los comicios del 24, a pesar de que ninguno de los dos oficialmente ha sido anunciado como candidato por sus respectivas organizaciones (Partido Revolucionario Moderno y Fuerza del Pueblo).

Este artículo no tiene como objetivo analizar las perspectivas de triunfo de ningún aspirante a la primera magistratura del Estado dominicano, en especial porque estamos a un tramo muy largo para el montaje del certamen comicial.

Tras las publicaciones de “encuestas”, que se observan con ruidosa parafernalia en las redes sociales y en programas de televisión, es de urgencia (¿?) que la gente sepa que no debe hacerles caso a esos sondeos los cuales no tiene credibilidad.

Ya en este “country” nadie debe jugar con la inteligencia del pueblo sabio. Se sabe que esas llamadas “encuestas” no son ciertas… ¡porque no son realizadas con los métodos científicos, como explican las enseñanzas de los gurús en esa materia.

Como ilustración, y para que evitar el engaño de los mercaderes (comerciantes sin escrúpulos), leamos estos conceptos científicos: “Como encuesta se denomina una técnica de recogida de datos para la investigación social. La palabra proviene del francés enquête, que significa “investigación”. Como tal, una encuesta está constituida por una serie de preguntas que están dirigidas a una porción representativa de una población y tiene como finalidad averiguar estados de opinión, actitudes o comportamientos de las personas ante asuntos específicos.

La encuesta, en este sentido, es preparada por un investigador que determina cuáles son los métodos más pertinentes para otorgarle rigurosidad y confiabilidad, de modo que los datos obtenidos sean representativos de la población estudiada. Los resultados, por su parte, se extraen siguiendo procedimientos matemáticos de medición estadística”. ¿Se leyó bien?

Asimismo, en programas de radio y televisión sus productores llaman a los oyentes a que emitan opiniones sobre sus simpatías políticas-electorales. Son sencillamente sondeos, sin ninguna regularidad científica.

Pero no se acepta que grupos de comerciantes, que dicen llamarse “científicos encuestadores”, publiquen falsas encuestas (pagadas) que les permiten llevar a sus arcas millones de pesos. ¡A otro perro con ese hueso envenenado!

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