Algunos estudiosos han encontrado que las pinturas rupestres eran realizadas en puntos calientes y acústicos, donde el sonido hacía eco. Eso ocurría en el interior de las cuevas que servían como lugar seguro para aquellos humanos rudimentarios, ante las inclemencias del entorno.
Eso evidencia relaciones de representación entre los dibujos y los sonidos que producían aquellos humanos, dando inicio a lo que hoy conocemos como escritura.
Saber esto ayuda a caer en la cuenta de lo que ha representado para la humanidad el hecho de descubrir la posibilidad de hablar y de entendernos.
Sencillamente, ese retorno del aire que, gracias a inspirar, ha llevado oxígeno a todo nuestro cuerpo para mantenernos con vida, es usado por la humanidad para explotar la capacidad de desarrollar un lenguaje multifacético y, con ello, mejorar la comunicación y también la convivencia.