Decía el presidente del Conep, @celsojm, en una entrevista la semana pasada en este diario: “Todos estamos llamados a mantener esa paz social y la estabilidad política que ha tenido el país en los últimos 60 años, con sus altibajos; realmente los procesos judiciales deben llevarse apelando al debido proceso, hay el derecho a la protesta, sin represión, pero todos estamos llamados a poner por delante nuestro país, esa paz social y la política”.

Comentarios en diferentes círculos del país, redes sociales y en la prensa de que hay intenciones de crear una poblada similar a la del 1984, cuando después del asueto de Semana Santa, por los aumentos de precios en alimentos básicos y gasolina la población se tiró a la calle y el resultado fue más de 80 muertos, miles de heridos y destrucción a la propiedad privada.

Esas condiciones no están dadas, existe una estabilidad económica, reconocida por organismos internacionales y, a pesar de la pandemia y la inflación de la guerra Rusia/Ucrania, el país mantiene una estabilidad y crecimiento como pocos.

Terminamos de acordar un aumento general de salarios del 15% y que se llevará en enero del próximo año al 19%. Las exportaciones y el empleo tanto en zona franca, turismo y manufactura local están en aumento. La inversión extranjera sigue en aumento y se nos reconoce como un país seguro para invertir.

¿Cuál es el problema entonces? ¿Haber llevado a un grupo importante de dirigentes del mayor partido de oposición y que durante 20 veinte años nos gobernó con muchos aciertos y fallas también? Todos hemos clamado por una justicia independiente y a nadie en su sano juicio se le puede ocurrir que, a Miriam German, Yeni Berenice Reynoso, Wilson Camacho pueden ser inducidos a fallar en contra de su conciencia. No son perfectos, pero han fijado un antes y un después en la Justicia dominicana.

¿Pueden movimientos desestabilizadores evitar los juicios actuales? ¿Pueden calificare como políticos? Siempre hay el temor de cualquiera de las dos cosas. La primera, como una forma de evitar que los juicios lleguen al momento de las sentencias y la segunda, queda descartada, cuando catorce de los inculpados han declarado los mecanismos que se utilizaban para desfalcar el Estado de una manera inimaginable y más aun, muchos están devolviendo sumas importantes del dinero mal habido.

¿Qué nos pasó? ¿Cómo pudimos llegar a invertir en una campaña, sumas como las que estamos escuchando? Respondo por empezar que no todos los políticos del partido de gobierno anterior se pueden meter en el mismo saco, los más son honestos, han contribuido a un desarrollo innegable del país, pero el deseo de permanecer en el poder puede llevar a una especie de ceguera que obnubile el sentido común y se entienda que nada es nada.

Por otro lado, la anterior Junta Central Electoral fue extremadamente complaciente, no exigió cumplir el periodo de campaña, dos años antes del periodo establecido por la ley, el país estaba lleno de vallas y una actividad frenética, lo que llevó a hacer de esta campaña la más costosa en la historia electoral dominicana.

Hemos oído a políticos que han ido de un partido a otro, hablar de las sumas con que han contribuido a campañas y nos preguntamos ¿Cuánto es su patrimonio, si lo único que han sido es políticos y en cada partido y en cada posición que han servido han terminado sumidos en escándalos? Excelentes candidatos para la DGII.

No es momento de desestabilización, es momento de reflexión. Estamos en la Semana Mayor, esa semana que nos recuerda cómo Jesús ofreció su vida al mundo para perdonar nuestros pecados.

No hagamos leña del árbol caído, que se aplique justicia sin pasión, aprovechemos esta la Semana Santa para pensar cómo no repetir, tanto en el sector público como en el privado, porque oímos mencionar nombres que califican como empresarios y también como hago la diferenciación de que no todos los políticos son iguales, tampoco los empresarios somos iguales.

Hay que recordar que vivimos en una sociedad muy desigual, donde muchos parecen no conformarse con lo mucho que tienen y otros no saben con qué comer.

Que sirvan estos ejemplos para cambiar de rumbo.

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