El PRM hizo el mejor esfuerzo que una organización política pueda hacer para ganar las elecciones en 2020. La estrategia incluyó jugar un papel impecable para contribuir a la división del PLD y luego unirse al bando que abandonó esa organización para despojar al danilismo del poder.
Lo anterior corresponde solo a las estrategias electorales, las tácticas políticas comenzaron en 216, el propio día de las elecciones, desacreditaron el resultado y continuaron con protestas contra la impunidad y la corrupción a través del movimiento conocido como Marcha Verde. En realidad, el PRM desde la oposición, desacreditó todo lo que hacía el entonces partido de gobierno de manera consistente y contundente al punto de que la marca del PLD y sus altos dirigentes quedaron tan dañados, que en lugar de recuperarse lucen cada vez más hundidos.
En 2020, el PRM conquistó mayoría en todas las instancias del Estado, alcaldías, Congreso, Ejecutivo y, en consecuencia, de los órganos extrapoder. Como eso no fue suficiente, luego de instalarse en el poder el partido de gobierno se lanzó a la caza de los dirigentes de los partidos de oposición.
Esas organizaciones denunciaron una supuesta compra de sus estructuras. De hecho, en el propio proceso electoral, la FP y el PLD no pudieron llevar candidaturas en algunas demarcaciones porque sus aspirantes “renunciaban”. El PRM conquistó todos los partidos que pudo para sumarlos a su boleta, especialmente en el nivel presidencial, 22 de 34 participaron aliados al partido oficial en las elecciones del pasado año.
Con esa estrategia el PRM logró el mayor poder que ningún partido había alcanzado en la historia democrática. Se convirtió en todopoderoso. Sin embargo, a pesar del enorme poder acumulado, el partido de gobierno no ha impulsado las reformas que le prometió al país, entre ellas 12 que fueron discutidas en el CES y luego fueron engavetadas. El gobierno no pudo impulsar la reforma fiscal que establece la ley que traería los recursos para los proyectos de desarrollo. Las quejas por el deterioro de los servicios y falta de obras de infraestructura son permanentes. El país está en una especie de España Boba. Es válido preguntarse ¿Para qué quería el PRM tanto poder?