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Sin andar con “rodeos”. Porque, como lo he escrito en otros artículos y en mis libros sobre periodismo, la verdad siempre debe ser dicha, dejarla flotar, como el corcho.

Si se trata del trabajo que diariamente realizan los periodistas con total integridad, entonces debemos resaltar esa eficiente actitud profesional.

Siempre resaltar, y hay que precisarlo hasta la saciedad, que el ejercicio del periodismo es para escribir -y decir- la verdad, no para ocultarla.

En esta serie de artículos expongo, sin tapujos y en base a un pensamiento didáctico y acorde con el buen funcionamiento que debe marcar a todo periodista (o como también se le llama en estos tiempos: comunicador ¿?), la realidad que vive el periodismo nacional.

No pretendo “alardear” de que soy maestro del periodismo y mucho menos que pertenezco a un “exclusivo núcleo” de periodistas veteranos que conoce -al dedillo- toda la normativa de nuestra profesión. Tampoco busco protagonismo.

Hago hincapié en el accionar de los periodistas de la nueva camada. A quienes han llegado al periodismo desde las escuelas de Comunicación Social que funcionan en nuestras universidades.

Tengo que citar de nuevo al laureado periodista y escritor colombiano Gabriel García Márquez quien, en una de sus conferencias, llegó a proclamar que “el periodismo es el mejor oficio del mundo”.

A tan objetivo pensamiento agrego que como somos miembros de esta sacrificada carrera, debemos tener un comportamiento profesional, decente, con los principios sobre nuestros hombros y trabajar –sin esconderla nunca- con ética… son valores que norman a esta noble profesión.

En función de tan clara realidad, hay que darle aquiescencia al planteamiento de García Márquez: Ser correctos periodistas, actuar con conocimiento de causa y, por consiguiente, nunca violentar las reglar del “mejor oficio del mundo”.

Asimismo, todo periodista -sea o no veterano, o que se le considere un capacitado redactor, que conozca al dedillo el reglamento general de la profesión-, debe tener bien claro que “el periodista nunca termina de aprender”. ¡El aprendizaje siempre está en su accionar!

El periodismo, por ejemplo, no funciona como las matemáticas (que es una ciencia exacta), que no cambia su proceder y mucho menos su praxis. Por ejemplo, en matemáticas 2 más 2 siempre serán 4. O cinco por cinco siempre sumarán veinticinco. Es lo que precisan su práctica y teoría científicas.

Pero en periodismo no se trabaja igual que en matemáticas. En la próxima entrega entraremos en este “tan especial” tema.

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