En el marco de las discusiones sobre el proyecto de ley de partidos políticos, el debate se ha centrado en la metodología que debe utilizarse para las primarias de los partidos. Sin embargo, la discusión se torna bizantina cuando en la práctica en República Dominicana, lejos del deber ser, los directivos de organización de casi todos los partidos han fallado en la tarea de organizar un padrón y en décadas aún no se han logrado padrones representativos de la realidad de los militantes de cada agrupación.

Lo anterior se ha puesto de manifiesto en convenciones recientes de diversos partidos cuyos líderes afirmaban tendrían determinada cantidad de electores en función de su presunto padrón y luego el resultado era muy diferente a lo esperado, por una razón fundamental: No tienen un padrón verdaderamente organizado.

Elegir como método las primarias abiertas, además de las ventajas que tendría en términos de reconectar a los partidos con su base de sustento que es la voluntad popular, es una oportunidad de oro para resolver por fin la ausencia de padrones legítimos ya que en unas primarias abiertas con el padrón de la Junta Central Electoral (JCE), la lista de votantes de cada partido, en un proceso supervisado por la Junta, permitirá a cada uno armar un padrón real. Por otro lado, agregar el elemento de que sean simultáneas eliminaría una de las preocupaciones sobre este método de elección que es la posibilidad de que un partido se inmiscuya en la selección de candidatos de un contrincante, toda vez que, como el mecanismo sería similar al de las elecciones generales, el que haya votado en las mesas de su partido no podrá votar en las de otro.

También, esto limitaría la tendencia de las cúpulas a la privatización, puesto que un partido político, muy diferente a un club o asociación sectorial, es el tipo de agrupación con mayor vocación pública ya que los candidatos que se pretende elegir en primarias serán parte de las opciones de poder con potencial de tomar decisiones para todos los dominicanos y no sólo para los militantes.

Es por esto que la citada modalidad se ha utilizado en otros países y ha tenido éxito, a pesar de que algunos en Dominicana la satanizan como si se tratase de un antojo local simplemente por intereses personales que impiden que, siquiera para guardar las formas, el tema lo enfoquen desde la perspectiva de lo más conveniente para la colectividad y con el pragmatismo que amerita.

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