¿Sorpresa? ¿O lo que realmente esperaba la sólida democracia de Estados Unidos, certificada por los más acreditados líderes políticos y el poderoso segmento de su avanzada economía?
Ya pasó el tan esperado cinco de noviembre, día de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En la madrugada del miércoles (seis de noviembre del 2024), ¡todo quedó consumado!
El 20 de enero del 2025 Trump regresará a la Casa Blanca, como el presidente estadounidense número cuarenta y siete (47). Para lograr su victoria, inesperada por connotados analistas que no le daban chance de ganar, terminó con 291 votos electorales -el mínimo es de 270- contra 224 que obtuvo Kamala Harris, la candidata del Partido Demócrata quien, después de todo, tuvo un decente desempeño.
Sí, decente desempeño porque en apenas unos 75 días de ser nominada a la presidencia por el Partido Demócrata, después de que Joe Biden fallara en ir en busca de un segundo mandato, le dio la batalla al veterano e intrépido político y exitoso empresario estadounidense que volverá por segunda ocasión al Salón Oval de la Casa Blanca.
Anotar, para refrescar memorias, que en el período 2017-2021-, tras derrotar a Hillary Clinton en la consulta electoral del 2016, fue el mandatario de USA número 45 al suceder a Barack Obama, del Partido Demócrata, y quien gobernó ocho años desde 2009 al 2017 después de ganar la reelección en los comicios del 2013.
Como la historia no se puede borrar, recordar el fallido pronóstico ofrecido por politólogo estadounidense Allan J. Lichtman a quien cité en uno de mis dos artículos que escribí respecto a las posibilidades gananciosas de Kamala Harris. Lichtman, desde 1984, no había fallado en sus vaticinios electorales, pero esta vez se fue “por la borda”.
Además, Trump echó por el piso todos los demás pronósticos en su contra y el 20 de enero del 2025 -como él mismo lo aseguró- volverá a ponerse la banda presidencial.
¿Cómo será su nueva administración? La respuesta la tendremos en lo que nos dirá el siempre implacable tiempo. l