El Colón del Siglo XIX

¡Ay, carajo, que chinche que sabe!, rezaba el poema de Ramón Gonzáles Hardy. 

¡Ay, carajo, que chinche que sabe!, rezaba el poema de Ramón Gonzáles Hardy.  Ebpera domíe p’entrame a moddíe. Continuaba con su sabor de queja de la chinche invasora, como si se tratara de pueblo quejumbroso de ocupación temporal. 

Es que los Guemond, Ramón él y mi padre, que así se nombraron, me regalaron el escucharlos mientras me creían dormido.

Declaro que nuestro país, de extraordinaria belleza y exuberancia, de gentepacífica y agradable, mientras no lo amemos seguirá siendo solo empresa de descubridores y depredadores, presa de malhechores internacionales globalizados, que transforman valores en germen para la destrucción de nuestra sociedad.

El Colón del Siglo XIX, US Grant, cómplice del Báez de los Seis Años,financió la contratación de un estudio sobre nuestra riqueza, para que esta tierra se vendiera en mercados bursátiles para alimentar las ansias de especuladores. 

En su capítulo final dice:
-El tránsito por estas páginas de seguro sugerirá muchas preguntas al lector, que ahora escapan la atención del escritor, o que no puede responder dentro de los límites a tratarse a satisfacción. 

Solo puede razonablemente esperarse la entrega al interesado de una noción general de la riqueza de Dominica(sic) y causarle un deseo sincero de aprovecharlos, a fin de que tales recursos no sean, como han sido por siempre dados a la desolación y al desperdicio.”

“La población de Dominica(sic) de alrededor de 120,000, está constituida por ciudadanos españoles, criollos, algunos africanos y gente de color, la mayoría de los cuales reside en ciudades y pueblos y sus vecindades. 

El país es escasamente poblado, grandes y fértiles distritos poseen escasamente apenas algún habitante. 

El distrito o pueblo conocido como Ciboa(sic) o porción norte de la isla desde Montecristy a Samaná, es el más densamente poblado.

Casi toda la riqueza, inteligencia e influencia se centra en lasciudades y pueblos. 

La mayoría de los campesinos, propiamente llamados, tan habitualmente honestos, hospitalarios y sinceros, son pobres, ineducados e inofensivos. 

En las ciudades y pueblos se encuentran familias altamente educadas, opulentas y refinadas. 

La masa del pueblo carece totalmente de la concepción de que el sentido del ahorro y del trabajo son necesarios para alcanzar su propio bienestar y para redimir a su país de la desolación en que ha caído.

No son progresistas, sino que de año a año viven como precisamente las generaciones anteriores vivieron, sin adoptar mejoras en sus modos de vida—en nuevos sistemas industriales,domésticos o económicos.  Sus maneras nunca cambian de generación a generación.”

Todo claro.  Somos conquistables por ignorantes, bobos y buena gente.  Así trataron de vendernos los gringos por oro  en The Gold Fields of Santo Domingo.

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