“Eres el ejemplo de lo que en el amor y el arte se puede lograr”, así despedía ayer Delta Soto los restos de su esposo, la leyenda del teatro Rafael Villalona.Sus palabras penetrantes atizaron la tristeza de decenas de teatristas, familiares, amigos y personalidades ligadas al arte que le dieron el último adiós, cuando el féretro llegó al Palacio de Bellas Artes, a una de las figuras más representativas del teatro dominicano.
“Entendemos que cada momento que él le entregó (al teatro), cada tiempo que él nos quitó (a la familia) ha dado sus frutos que ahora se ven, y creo que mañana se verán más. Pero ustedes, que son parte de esa labor, muchos de los que todavía están en el arte, por favor hagan que su entrega valga la pena”, dijo entre llantos Nelly Villalona, antes de sepultar los restos de su padre en el cementerio de la Máximo Gómez.
Un legado para generaciones
Frente al ataúd, el director del Centro Cultural Narciso González, Basilio Nova, aseguró que “el legado que heredamos hoy, cual hijos legítimos de este padre del teatro moderno dominicano, es un patrimonio que debemos atesorar, defender y difundir en todo el territorio dominicano y latinoamericano.
“Su enseñanza debe pasar a nuestras aulas, tanto en la Escuela Nacional de Teatro, como en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como cátedra magistral, para que las presentes y futuras generaciones de creadores teatrales dominicanos, conozcan la proeza cultural de Rafael Villalona”, dijo Basilio, encomendado por Bernarda Jorge, viceministra de Creatividad y Participación Popular, del Ministerio de Cultura.
La ceremonia también contó con la presencia de los teatristas Franklin Domínguez, director de Bellas Artes, Ángel Haché, Iván García, María Castillo, Augusto Feria y el periodista Huchy Lora, quienes destacaron los valiosos aportes que ha dejado Villalona para las nuevas y futuras generaciones.
“Ha sido una gran pérdida, yo realmente me siento muy triste… Rafael fue quien innovó el teatro dominicano, con el Método de las Acciones Físicas de Stanislavski, que trajo desde Moscú, y con este marcó un antes y un después en las tablas dominicanas”, dijo Haché con lágrimas en sus ojos.
“…Al cumplir con la ley de la vida, que es la muerte, se queda inmortal para nosotros un hombre especial, que a los personajes les dio su dramaturgia y a las personas les dio su compromiso, que al escenario le dio teatro, pero a la vida le dio honestidad, esfuerzo, sacrificio y solidaridad”, expresó Huchy.
Momento desagradable durante el entierro
Los familiares y amigos vivieron un momento desagradable cuando no pudieron introducir el ataúd al nicho, debido a que las dimenciones de la tumba eran más pequeñas que el féretro. El lamentable contratiempo no solo reveló la incapacidad de quienes están a cargo de las construcciones en el cementerio, sino también los vicios que presentan las construcciones en el camposanto, por la falta de supervisión de las autoridades.
