Ayer, como cada año durante el último domingo del mes de mayo, en el país se celebró el Día de las Madres, ese ser excelso que debería ser honrado los 365 días del calendario.

Regalos, obsequios, halagos de diversas índoles y naturaleza fueron ofrecidos según la capacidad del hijo, hija u otro familiar que celebró la antigua tradición.

En los cementerios hubo, como de costumbre, asistencia masiva, con rezos, oraciones y depósito de flores por parte de quienes perdieron a su madre.

En fin, fue una fecha para tratar de halagar a ese ser inmenso, protector, solidario y maravilloso que se llama madre, “heroína” como la definió el presidente Danilo Medina en el mensaje que envió en ocasión de la celebración.

Lo material, que se circunscribe en lo contenido en regalos o dinero como tal, no es lo único ni tal vez lo más anhelado por la mayoría de las madres, como demostración de amor, de respeto y de la valoración a su real significado.

Hay aspectos que la sociedad toda, con quienes gobiernan a la cabeza, tiene como un pasivo, una deuda acumulada con las madres. Es una deuda muy elevada, que necesita ir siendo amortizada. Lo ideal sería que pudiera ser eliminada.

Muestras de esa deuda social con las madres dominicanas, que parece eterna, se ven en las estadísticas, en las cifras sobre aspectos tan elocuentes como las muertes maternas, la violencia que prevalece en escuelas, calles y en los propios hogares. Que una mujer embarazada muera en el periodo pre o post parto, por falta de un seguimiento durante el embarazo, es una muestra de una política de salud pública poco exitosa, que no contribuye a producir un abono a la deuda social materna. Por igual sucede cuando una madre sufre violencia de género ella o una hija suya.
O por la intranquilidad e inseguridad que la criminalidad lleva a los hogares, donde las madres son el componente más sensible, por su propia naturaleza.

Son, en sentido general, factores perturbadores que debitan en una cuenta que ya es tiempo de comenzar a acreditar, porque el balance es muy alto.

Bien por los regalos materiales. Las madres los merecen. Pero también merecen ser rodeadas de valores espirituales, morales, que contribuyan a su tranquilidad. Ojalá que dentro de un año, la celebración del Día de las Madres se haga con un gran abono de la sociedad a la deuda acumulada.

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