Pese a todos los intentos hechos por España, desde los primeros tiempos de la conquista y colonización de las Indias, para no perder ninguno de los territorios americanos descubiertos, es evidente que los propósitos no se vieron acompañados por el éxito. Zona de especial conflictividad fue el Caribe, plagado de islas casi despobladas y de difícil defensa. Descuidadas las pequeñas Antillas, sin controlar enteramente ese Mediterráneo caribeño que era un punto débil en la defensa indiana, las islas fueron cayendo, una tras otra, en manos extranjeras.

Cercano el final del siglo XVII, la presencia foránea en el Caribe era un hecho irreversible. A partir de ahora las Antillas quedarán dominadas casi particularmente por la rivalidad franco-inglesa.

España, entre tanto, debía resignarse a no mandar en exclusiva en las Indias Occidentales, a defender que lo no cedido por tratado oficial le pertenecía por derecho a las posesiones del Caribe, excepto las bases principales, abandonadas a sus propios recursos. Antonio Gutiérrez Escudero[1]

Antonio Gutiérrez Escudero, científico titular del CSIC con destino en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, es uno de los grandes historiadores que conoce muy bien la historia colonial de la isla de Santo Domingo. Ha venido al país en múltiples ocasiones y en cada visita nos ha mostrado su gran formación y el conocimiento profundo de la historia del Caribe especialmente en el siglo XVII.

Es graduado en Filosofía y Letras, Sección de Historia de América de la Universidad de Sevilla en 1977. Dos años más tarde obtuvo el Grado de Licenciado en Historia de América. Y tiempo después obtuvo su doctorado en Geografía e Historia, Sección de Historia de América, Universidad de Sevilla, 19 de septiembre de 1983.

Su labor editorial es inmensa. Fue el Secretario de redacción de la Revista “Historiografía y Bibliografía Americanistas” (CSIC), de 1977 a 1983; así como Co-fundador y Redactor-Jefe de la Revista “Estudios de Historia Social y Económica de América”, que publica la Universidad de Alcalá de Henares, 1984-1989. En el año 2000 fue nombrado Editor General de la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeo (AHILA).

Su labor editorial es tan prolífera como sus publicaciones. Veamos algunas seleccionadas por un grupo de especialistas: 1. Población y Economía en Santo Domingo, 1700-1746, Sevilla, 1985. 2. Cuba entre dos revoluciones. Un siglo de historia y cultura cubanas (coordinación, en colaboración con Mª Luisa Laviana), Sevilla, 1998, 224 págs. 3. “El tabaco en Santo Domingo y su exportación a Sevilla (época colonial)”, en Relaciones de poder y comercio colonial (E. Vila y A. Kuethe, editores), SevillaLubock (Texas) 1999, págs. 117-142. 4. España y las Antillas: el 98 y más (coord., en colaboración con Mª Luisa Laviana). Sevilla, 1999, 370 págs. 5. Ciencia, economía y política en Hispanoamérica colonial (coordinación), Sevilla, 2000, 466 págs. 6. “Otras explotaciones agrícolas comerciales y actividades productivas en Hispanoamérica, 1492-1750”, en Historia General de América Latina [UNESCO] (A. Castillero y A. Kuethe coord.), vol. III-1, págs. 211-238. 7. “La casa de la contratación y el comercio de la Española: azúcar, tabaco y otros productos exportables”, en La Casa de la Contratación y la navegación entre España y las Indias (Acosta, González y E. Vila, coords.), Sevilla, 2003, págs. 511- 539. 8. El vino de Jerez y otras bebidas espirituosas en la historia de España y América, (coordinación, en colaboración con Mª Carmen Borrego y Mª Luisa Laviana), Jerez de la Frontera, 2004, 518 págs. 9. Estudios sobre América, siglos XVI-XX. La Asociación Española de Americanistas en su Vigésimo Aniversario (coordinación con Mª Luisa Laviana Cuetos), Sevilla, 2005. 10. “Los canarios, el azúcar y el desarrollo agrícola de Santo Domingo (siglo XVIII)”, en Santiago de Luxán Meléndez y Ana Viña Brito (coords.): El Azúcar y el Mundo Atlántico. Economía y Hacienda. Patrimonio Cultura y Geobotánica, Las Palmas de Gran Canaria, 2006, págs. 91-106. 11.[2]

Así, prosiguiendo con el tema del siglo XVII, en la entrega anterior vimos cómo interpretaba el gran Eric Hobsbawn los efectos de la crisis de ese siglo en Europa. Ahora vamos a analizar cómo se manifestó en el Caribe a través de la visión de otro gran historiador y amigo del país, Antonio Gutiérrez Escudero.

El historiador español considera que los imperios francés e inglés, que él denomina como “invasores” (¿acaso España no lo era?) tenían como única preocupación mantener el comercio con las provincias hispanoamericanas, y para su defensa recurrieron a piratas y bucaneros, “que a cambio de suministrar la fuerza armada recibían las patentes de corso y una serie de mercados organizados para la venta de mercancías robadas, pero que tiñeron de violencia y anarquía gran parte del siglo” [3].

La situación cambió, sigue diciendo el historiador, en la segunda mitad del siglo XVII cuando las metrópolis en disputa por el poder en contra de España decidieron colonizar y explotar económicamente los territorios. Se firmaron tratados que eliminaron los elementos perturbadores. La salida del escenario político de los piratas permitió un proceso de colonización más racional.

La colonización inglesa y francesa fue casi simultánea, y ambas, dice Escudero, se vieron favorecidas “por el duro hostigamiento que Holanda lleva a cabo en puertos, ciudades y naves hispanas. España fue obligada a emplear todas sus fuerzas para contrarrestar los ataques neerlandeses, dejando un largo rosario de islas (las pequeñas Antillas) y algunos territorios marginales con escaso o nulo sistema defensivo, que para las naciones europeas no supuso esfuerzo alguno ocupar, convertir en bases desde donde comerciar con las colonias españolas en América y dedicar a la producción de frutos tropicales de gran aceptación en Europa”[4].

Después Escudero dedica tiempo a exponer el proceso de ocupación de los ingleses. El primer proyecto exitoso se produjo en 1605, cuando un grupo de ingleses recaló en Santa Lucía. Pero fue a partir de 1622, cuando Thomar Warner desembarcó en San Cristóbal o Saint Kitts, una pequeña isla de Sotavento o de Leeward. Lo interesante es que ya había franceses. Durante mucho tiempo ambos grupos vivieron allí. Primero vivieron con cierta armonía, pero después comenzaron las rivalidades. Para 1640 se calcula que la población total de la pequeña isla había ascendido a 20,000 personas. Los cultivos que se desarrollaron fuero algodón, jengibre, cacao y sobre todo caña de azúcar. En 1625 comenzó la ocupación de Barbados de parte de los ingleses, y así comenzaron a ocupar ingleses, holandeses y franceses las pequeñas islas que integran Las Antillas Menores. El espacio se agotó. Seguimos en la próxima. l
______________________________________
[1] Antonio Gutiérrez Escudero,
Colonización inglesa y francesa en el Caribe durante el siglo XVII, Digital. Csic.es/bitsream/10261/49774/1/Binder1.pdf. p. 795
[2]ttp://alojamientosv.us.es/
hamerica/uploads/pdf/agutierrez.pdfhttp://alojamientosv.us.es/hamerica/uploads/pdf/agutierrez.pdf
[3] Antonio Gutiérrez Escudero,
Colonización inglesa y francesa en el Caribe durante el siglo XVII, Digital. Csic.es/bitsream/10261/49774/1/Binder1.pdf. p. 795
[4] Ibidem, p.796.

Posted in Cultura

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas