A principios del siglo XIX, en la margen del río Higüamo se fue asentando un pequeño grupo de personas en un área llamada Mosquitisol o Macorix. En poco tiempo pasó a ser Puesto Militar, Puesto Cantonal (1848) bajo la dependencia de la provincia de El Seibo y catorce años después fue elevada a la categoría de Común (1862). A partir de ese momento el asentamiento tomó carácter de pueblo, inclusive la pequeña iglesia se convirtió en parroquia (1863) bajo la advocación de San Pedro Apóstol, nombre que tomaría más tarde el poblado.

En la región fue desarrollándose la industria azucarera, dando un giro a la economía local, por lo que el asentamiento pasó a ser Distrito Marítimo en 1882. Al año siguiente el puerto fue habilitado para la importación y rápidamente la región prosperó aun más, favoreciendo la llegada de un gran número de pobladores dominicanos y extranjeros, de todos los niveles sociales y poco a poco se fue creando una élite que agrupaba a los ricos e intelectuales del lugar.

El poblado iba tomando forma de gran ciudad y en 1885 se comenzó a construir una nueva iglesia de madera mucho más grande y elegante que la que había en ese entonces. La nueva iglesia se ordenó por catálogo a los Estados Unidos de América, se trajo por barco y se ensambló en San Pedro de Macorís. Costó unos 70,000 dólares que se obtuvieron de un impuesto de 5 centavos sobre cada quintal de azúcar exportado por el puerto de San Pedro de Macorís. En su construcción trabajaron carpinteros norteamericanos junto a los carpinteros dominicanos Manuel Leonor Berroa y Emeterio Leonor Berroa. En la torre del campanario tenía un reloj de péndulo iluminado con lámpara de gas. El 3 de julio de 1887 fue consagrada por el arzobispo Meriño.

Debido al crecimiento comercial, industrial y demográfico, la morfología urbana experimentó notorias transformaciones adquiriendo una atmósfera internacional, con grupos sociales que proyectaban nuevos valores, nuevas ideas y pautas de comportamiento.

En este contexto de progreso se necesitaba de un espacio donde los nuevos grupos de intelectuales pudieran debatir las ideas filosóficas, políticas, culturales, religiosas, los ideales democráticos del momento y hablar de justicia social. Además, era el boom de las logias a nivel mundial, por lo que un grupo de personas establecidas en San Pedro de Macorís decidieron fundar una.

El 20 de octubre de1889, se estableció en la ciudad de San Pedro de Macorís la “Respetable Logia Aurora”, que fue admitida en la Federación del Gran Oriente Español por decreto del 14 de diciembre de 1889. El Gran Oriente Español, fundado el 17 de mayo de 1889 por Miguel Morayta Sagrario, con sede en Madrid, había surgido tras unir el Gran Oriente de España y el Gran Oriente Nacional de España.

En 1899, bajo obediencia del Gran Oriente Español había 252 logias, de las cuales 237 estaban localizadas en España (153 en la Metrópoli y 113 entre Cuba, Filipinas y Puerto Rico) y 25 fuera de España (10 en Estados Unidos, 7 en Marruecos, 5 en Argentina y 3 en República Dominicana). Las tres logias establecidas en la República Dominicana bajo la Federación del Gran Oriente Español, se fundaron en 1889 y son: La Respetable Logia Hispano-Americana No.76 (en Santo Domingo), La Respetable Logia Aurora No.82 (en San Pedro de Macorís) y La Respetable Logia El Esfuerzo No.89 (en El Seibo).

En el momento de su fundación la Respetable Logia Aurora No.82 estaba compuesta por 18 hermanos, de los cuales 16 tenían el grado 3 (maestro), uno el grado 2 (compañero) y otro sin grado con el cargo de ecónomo que es diferente del de Tesorero. De inmediato se fueron uniendo más miembros, unos dominicanos y otros extranjeros. La Carta Constitutiva, los derechos de iniciación y los diplomas correspondientes fueron enviados desde España y tramitados por José Nicasio Montero y Casal, Lorenzo J. Bobea, Alfredo Pellerano y Fernando Echevarría.

Entre los miembros que pertenecieron a la logia están: José Nicasio Montero y Casal, Lorenzo Justiniano Bobea Castro, Joaquín Mª Bobea Castro, Alfredo Pellerano, Fernando Echevarría, Manuel Leonor Berroa, Eugenio Cestero Martínez, José Eulogio Montero y Escadé, Ernesto Poutin Escade, Mariano García; Leopoldo Richardson; Ceferino Suárez; Eugenio O’Neill, Francisco Jiménez; José Inés Félix; Félix Mª Félix; Quiterio Berroa y Canelo; Bernardo Martínez López; Armando Moreau y Mejías; Antonio M. Irizarry; Teodoro Faneyter; Ramón Mendoza; John Dinsey; Juan González; Juan R. Tejeda; Ventura Vivas; Epifanio Leonor, José E. Castellón; Ismael Durán; Fernando Lacrespeaux, Enrique Cestero, Rafael García, Juan López, Fernando Jacobo, Francisco Villeta, José Ramos, Eduardo Winster, Juan Calvo, Julio Matos, Juan Ramón Bigai, Arturo Martínez, Ramón Martínez, Santiago Martínez, Rolando Martínez y Rafael Creuets, entre otros.

De algunos de ellos se conocen detalles, como el nombre simbólico o secreto que tenían, edad con que entran a la logia, lugar de nacimiento y profesión. Entre ellos están: Lorenzo Justiniano Bobea Castro (simbólico Bobea) nació en Santo Domingo, 42 años, casado, de profesión empleado; Joaquín Mª Bobea Castro (Horto), hermano de Lorenzo, aunque nació en Puerto Cumarebo, Venezuela, 34 años, casado, era comerciante y en la logia ejercía de Primer Experto; Manuel Leonor Berroa (Tenorio), nació en Santo Domingo, 42 años, carpintero, propietario y maestro de obras y en la logia era segundo diácono, quien se convirtió en uno de los hombres fundamentales de la logia y el único que permaneció fiel hasta 1922, habiendo ejercido de Venerable Maestre en trece ocasiones llegando a ser grado 33; Eugenio Cestero Martínez (Washington), nació en Santo Domingo, 35 años, soltero y de ocupación empleado y era el director de banquetes; José Eulogio Montero y Escadé (Guarionex 1º), nació en Santo Domingo, 22 años, soltero y empleado. Era el portaestandarte; Ernesto Poutin Escade (Petrarca), nació en Santo Domingo, 34 años, soltero, propietario-tabaquero, era el guarda templo interior; José Inés Félix (Sánchez), nació en Azua, 25 años, marinero de profesión; Félix Mª Félix (Droz), hermano de José Inés, nació en Azua, 32 años, era propietario, industrial agricultor, tabaquero y estuvo en la logia hasta 1922; Quiterio Berroa y Canelo (Quisqueya), nació en El Seibo, 31 años, era abogado; Jaime Segura Forteza (Cotoner), nació en Palma de Mallorca, 38 años, era armero lampista; Enrique Cestero nació en Aguadillas, Puerto Rico; Fernando Jacobo (Juanio o Juan 1º), nació en San Cristóbal (R.D.), era albañil; Rafael Creuets (Riego), nació en Barcelona, 54 años, era sastre e industrial.

La logia Aurora inauguró su propio templo a finales de julio de 1911. Era una edificación de dos niveles, el nivel bajo de mampostería y el alto de madera, “mide 41 pies de largo por 39 de ancho, espacioso, ventilado y bastante bonito, los bajos dos salones de banquetes. El solar mide 66 pies ingleses de largo por 40 de ancho, valorado con el edificio en 3,000 dólares oro americano”.

En los bajos del templo masónico se instaló la “Escuela Aurora”, una escuela nocturna de varones donde se daba instrucción gratuita a cuarenta niños de escasos recursos económicos. El primer día asistieron 7 alumnos, a la semana siguiente 40 y a los dos meses 60 niños. La logia también se encargaba de celebrar por todo lo alto las fiestas de San Juan.

El estar bajo la obediencia de una logia española trajo problemas pues no era muy bien vista, muchos manifestaban su desacuerdo, incluso la Gran Logia Dominicana no la reconocía. Por tal motivo, a principios de 1923, la Respetable Logia Aurora No.82 se desvinculó de los auspicios del Gran Oriente Español para ingresar en la Masonería Dominicana. Eran unos momentos muy difíciles a nivel social, económico y político. El 27 de febrero de 1923, aparece como Logia Aurora No.25, bajo los auspicios de la Gran Logia Nacional Dominicana.

Posted in Cultura

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas