¡Si llueve nos bañamos en el aguacero! Y también ¡Ojalá llueva para bañarnos en el agua lluvia! Estas frases quedaron en el pasado, ya no se oye a los niños decirlas ni a las madres recomendar a sus hijos que se bañen en el agua lluvia. Se puede decir que las dos últimas generaciones (generación Z y la generación T) no han conocido este deleite y disfrute de lo que era salir a los patios cuando llovía y sentir las fuertes gotas de agua sobre la cabeza y de vez en cuando dejar salir la lengua para mojar el paladar con el agua que chorreaba por la cara y por que no, dejar ir pequeños sorbos del líquido hacia labarriga.

Pero ¿Qué es lo que ha pasado? Esta pregunta evoca a mirar el pasado y cualquiera puede decir rápidamente ¡Oh! Ya el agua está contaminada y hace daño bañarse en el agua lluvia. Sin embargo, no deberíamos ser tan superficiales, hay que preguntarse; y ahora, ¿Qué es lo que viene? Y más aún ¿Qué otros efectos están a nuestra vista y no los vemos? ¿Qué está sucediendo con los bosques, los cuales no les queda de otra que recibir las lluvias ácidas sin más? Y así se puede pensar en los ríos, en los aminales acuáticos y todo tipo de especies.

Acaba de ser publicado un Manual de Bioética Fundamental, de autoría del Dr. Mario de la Cruz Campusano, sacerdote católico de la Arquidiócesis de Santo Domingo, donde se esboza el tema de la Bioética Ambiental. El referido texto resalta las alarmas que se generaron a comienzos del año 1992 por las previsiones sobre un agujero en la capa de ozono en el hemisferio norte. Las condiciones climáticas explican un adelgazamiento de la capa de ozono el cual actúa como un escudo para la protección y absorción de laradiación ultravioleta, protegiéndonos de la peligrosa radiación procedente del sol.

En 1976 se alertó sobre el riesgo de la utilización de químicos industriales con alta capacidad de degradar el ozono y convertirlo en oxígeno. El referido texto, citando la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, afirma que los terribles resultados de todos estos efectos químicos industriales sobre el planeta, especialmente después de la Revolución Industrial, han traído consecuencias funestas, como son: incremento del cáncer, problemas en la visión de las personas, mutaciones genéticas, muchas enfermedades por dificultades alimenticias, virus, epidemias, entre otros.

El efecto contaminante de la industria sobre los mares, los ríos, y el medio ambiente en general, los residuos radiactivos procedentes de las centrales nucleares, son temas tratados en la mencionada Cumbre de la Tierra.

Todo este contexto va respondiendo a las preguntas iniciales y estudiarlos en profundidad, indica que no se trata solo entrar a la casa cuando va a llover para que no nos de gripe, eso es solo la punta de iceberg.
En nuestro país, cualquier persona que por la razón que fuere se moje en el agua lluvia, probablemente tenga que ir al día siguiente a un Neumólogo con problemas de congestión. Los ríos que antes veíamos muy caudalosos hoy son pequeños arroyos y escasos de agua. Anteriormente eran límpidos hoy día son depósitos de basuras a casa de la falta de educación de una gran parte de la población que ha desarrollado importantes asentamientos humanos en torno a los ríos y también por las industrias que contaminan las aguas de manera indiscriminada. Un perfecto ejemplo es el río Ozama.

Probablemente, muchos daños del pasado no podrán ser remediados en cuanto al medio ambiente y a las aguas, pero sí podemos reflexionar, y juntos decidir si queremos sobrevivir o queremos que las futuras generaciones continúen viviendo en la casa de todos que nos regaló el creador, porque como bien dijo Eduardo Galeano en su libro “Las venas abiertas de América Latina”, la historia es un profeta, que por lo que fue y contra lo que fue, predice lo que será.

Tal vez haya que escribir la historia de cuando nos bañábamos en el patio con el agua lluvia para que las próximas generaciones sepan que eso sucedía, pero también podemos escribir una historia viva medioambiental que genere conciencia a la población, que exija a los gobiernos a luchar y proponer medidas en favor de la sostenibilidad ambiental y ecológica. Podemos escribir juntos la historia futura de una ecología integral, donde se busque el desarrollo de la economía sin eliminar la ecología.

El chileno Nícolo Gligo en su libro “La tragedia ambiental de América Latina” afirma que llegó el momento en que las comunidades deben exigir a los políticos promesas medioambientales en sus proyectos de campaña, porque cuando prometen alimentación, salud, educación, vivienda, etc., se trata de calidad de vida y bienestar, pero las medidas medioambientales se refieren a la supervivencia humana y ambas son importantes. El medio ambiente ha sido un tema del silencio y solo se utiliza para hacer acuerdos, muchas veces espurios y en beneficios de fuertes frentes oligárquicos. El problema es la sobrevaloración del desarrollo económico que infravalora el equilibrio ecológico.

El papa Francisco aboga por una educación ecológica integral, por políticas ecológicas integrales y por una espiritualidad ecológica integral. El evangelio de la creación llevará al ser humano al cuidado de nosotros mismos sin olvidarnos de la casa en que vivimos.

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