La semana pasada lo veía en televisión, descompuesto, invitando a una desobediencia, huelga; realmente lo vi tan exaltado, que no pude entender lo que quería.
Usted es un dirigente gremial de larga data, ya incluso algo desfasado en la forma de lograr las conquistas que sus asociados exigen.

Desde los años noventa usted ha presidido ese importante gremio, hoy más que nunca reconocemos la importancia de médicos, técnicos, enfermeras y personal de apoyo.
En esta pandemia han sacrificado familia, salud, para enfrentar una crisis sanitaria que nunca esperamos y que era muy poco lo que conocíamos al principio y gracias a esa dedicación se han salvado miles de vidas y hoy podemos exhibir uno de los índices de letalidad más bajos de la región.

Reconozco en usted un gran pediatra. Aún guardo la relación de consultas que usted brindaba en el Robert Reid y que tuvo a bien hacerme llegar para demostrarme lo mucho que trabajaba y lo admiro.

Cuánto podría aportarle al país si su forma de actuar no fuera la del “golpeo sistemático” de los años sesenta.

Debemos recordar que se opuso, cuando yo era presidente del CONEP 1997-2000, a la Ley de Seguridad Social y la de pensiones. Llegó a acusarme de que me quería quedar con cuarenta mil millones, de aprobarse el proyecto. Hoy, millones de nuestros ciudadanos cuentan con un seguro y una pensión y como le dije en esos años, no tenía empresa de administración de pensiones ni de seguro.

Hoy le puedo decir lo mismo, mi interés nunca fue personal, era el de aprobar una ley que, sin ser perfecta, era lo posible de alcanzar.

De haberle hecho caso, mi querido doctor Waldo Suero, hoy la paz social sería diferente. Su lucha contra las Administradoras de Riesgo de Salud (ARS) es lo normal entre proveedor y cliente.

Créame que lo vemos todos los días, unos quieren vender más caro, otros quieren comprar más barato. Pero al final, nos ponemos de acuerdo.

¿Los médicos y todo el personal de salud merecen mejores salarios? Eso no lo pongo en duda, si le pregunta a cualquier asalariado le diría lo mismo que espera le aumenten el sueldo.

Uno no se imagina las vueltas que da la vida, hoy yo también trabajo en el sector salud, no como médico, que definitivamente no lo soy, y es posible que también quisiera que las ARS aumenten los precios de los servicios que prestamos.

¿Le haría una huelga? Imposible, en un mundo hiperconectado eso daña una marca sin necesidad. Las negociaciones no se hacen vociferando, eso, doctor, le quita calidad y la huelga, si tiene algún efecto, solo daña al paciente que no puede acceder a los servicios que necesita hoy, no mañana.

Hoy, a diferencia de usted, he dado paso a una nueva generación en la dirección de los gremios empresariales que posiblemente lo hacen mejor que yo y me dedico a escribir artículos y apoyar iniciativas del gobierno y del sector empresarial que me requieran, si no me hacen caso sigo escribiendo, pero en paz.

Le recomendaría a usted lo mismo, dedíquese a escribir, deje los tambores de guerra que lo aplauden, pero no lo escuchan, incluso hasta podríamos juntarnos para dar consejos.
El país atraviesa, como el resto del mundo, por momentos muy difíciles que necesita que usted aplique toda esa experiencia en las miles de consultas a sus pacientes, para que se sume a buscar soluciones y que todos apoyemos las importantes iniciativas del gobierno.
¿Cómo imaginarnos que hoy seríamos el país que más ha vacunado a sus ciudadanos de los demás países de la región? Vacunas que los ciudadanos no hemos tenido que pagar, que han sido a costa de un recargado presupuesto que ha logrado con esfuerzo combatir esta tremenda pandemia.

Si mira los números de la región, no solo en términos de logros en combate del covid, en desarrollo estamos entre los mejores. ¿Qué me dirá, que el crecimiento no es equilibrado? y le diré que es cierto, pero envidiable si nos vemos en el espejo de otros países.
Tendremos que hacer ajustes, pero no a ritmo de tambores de guerra, en paz, en equilibrio, en consenso. Usted puede asesorar en ese diálogo, tiene vasta experiencia.

Queremos que nos devuelvan el treinta por ciento de las pensiones para pagar deudas, para ir de viaje, el avance de un carro, etc., olvidando que esas pensiones las necesitaremos al momento del retiro.

No tenemos el mejor sistema de salud, pero aún así podemos ofrecer oportunidades a nuestros vecinos que tienen menos que nosotros y están olvidados por la comunidad internacional.

Amigo doctor, hágame caso, trabaje para la paz, para que mejoren las condiciones no solo de la clase médica, sino de todo el país y seguro que sus reclamos, cualesquieras que sean, serán mejor escuchados que con tambores de guerra. Su amigo Celso.

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