Hoy sábado se cumplen 101 años de la coronación canónica de Nuestra Señora de la Altagracia. Para la ocasión fieles católicos se reúnen en una concentración nacional para conmemorar este acontecimiento. La Basílica de Higüey es desde ayer el centro de exaltación a la madre y protectora del pueblo dominicano.

La coronación canónica es un acto institucional piadoso, debidamente expresado en una bula papal, con el que se otorga una corona a una imagen o estatua de una advocación de la Virgen María de amplia difusión.

En 1922, cuando el país estaba intervenido por tropas estadounidenses, una comunidad superior a 35 mil personas se reunió en la Puerta del Conde, en la Ciudad Colonial, para coronar a la Virgen de la Altagracia.

Entonces al fervor religioso de este acto se agregó una reacción patriótica, porque con ella nuestro pueblo confirmó a los norteamericanos el rechazo a su intervención militar, que llegó a su fin con el pacto Hughes-Peynado.

Según consta en escritos de la época fue monseñor Adolfo Alejandro Nouel, para la ocasión arzobispo de Santo Domingo, quien le pidió personalmente al pontífice Benedicto XV la coronación canónica de la virgen.

Para esa ceremonia fue trasladada la imagen de la Virgen desde la Basílica de Higüey hasta Santo Domingo, una de las pocas ocasiones en las que el cuadro de la Altagracia salió de su templo.

A más de un siglo, esta tradicional celebración halla al pueblo dominicano exhibiendo grandes cambios materiales y de otra naturaleza que han sido desarrollados a lo largo de 101 años. En el devenir del tiempo la devoción a la Virgen de la Altagracia ha continuado intacta en el imaginario del pueblo y en la fe religiosa de la mayoría católica del país.

En elCaribe hacemos votos para que esta celebración mariana, en la que se combinan además de festejo de un acontecimiento histórico con oraciones y plegarias por la familia, por la paz y por los valores, guíe a los dominicanos a construir caminos de consenso en todos los aspectos y temas que tienen que ver con la edificación de un futuro mejor signado por el bienestar y la justicia.

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