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Antecedido del anuncio de que ya, ¡por fin!, el Ministerio de Medio Ambiente había otorgado la licencia ambiental al proyecto turístico Cabo Rojo-Pedernales, el presidente Luis Abinader dejó iniciada el pasado domingo la construcción de los dos primeros hoteles en esa provincia.

Fueron días muy activos, porque concomitantemente se dio a conocer que tres consorcios de capital dominicano e internacional habían sometido ofertas para constituirse en socios estratégicos del Fideicomiso ProPedernales, en el proyecto que busca desarrollar el destino Cabo Rojo.

Con todo y las acciones concretas, y con los discursos pronunciados por el presidente y otros funcionarios, en el sentido de que esas iniciativas colocan a Pedernales en la ruta del desarrollo, hemos titulado el editorial entre signos de interrogación al no saber con certeza si será cierto que habrá llegado la hora de la región sur.

Abordamos el tema con justificada aprensión porque no es el primer gran proyecto de desarrollo turístico que se “vende” con el objetivo de beneficiar a esa región.

Están frescos en la memoria los “hermosos” proyectos que para la zona propulsó el gobierno anterior, dizque para poner en marcha un nuevo polo de desarrollo turístico, ecológico y sostenible que abarcaría Bahía de las Águilas.

Inclusive, no estaría de más si se desempolvasen ideas que se ventilaron en el pasado de aprovechar ese gran recurso natural que es Bahía de las Águilas para ir más allá del turismo de sol y playa, y apostar por un modelo con una oferta más diversa, cuyos beneficios impacten también a Bahoruco, Independencia y Barahona.

Ojalá que llegue ahora el desarrollo aplazado por décadas de una zona con enorme potencial y atractivos turísticos, con la ventaja de que se puede empezar a apuntalar desde Baní, provincia Peravia, donde “sienta cabeza” otro importante proyecto turístico.

Enhorabuena lo de este fin de semana en Pedernales.

Que los lugareños aprecien y defiendan los proyectos que vayan en beneficio suyo, y se sumen a la causa hasta quienes, en palabras de Abinader, “se han opuesto al desarrollo de la zona”.

Con una salvedad, que agregamos nosotros, de que el más flaco servicio y lo que afearía todo lo bonito que se anuncia, sería que hubiera de por medio intereses políticos y económicos de particulares, y que los beneficios no sean para el bien común ni para la prosperidad de esa región, la más pobre del país.

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