Los eventos recientemente acaecidos sugieren que la sedición ha encontrado espacio dentro del complejo escenario ruso, donde la inteligencia estratégica, táctica y operacional están bajo el control total del presidente Vladimir Putin, que tiene vasto conocimiento de la defensa y la seguridad nacional, lo cual le ha permitido mantenerse en el poder por más de dos décadas, a pesar de los poderes e intereses que ha debido enfrentar.
Durante el pasado fin de semana la incertidumbre se impuso en el espectro informativo internacional, a raíz del comentado alzamiento del grupo Wagner contra la Administración de Putin, a la que había apoyado dentro del conflicto bélico ruso-ucraniano.
El avance hacia Moscú del equipo desertor, la supuesta salida del Kremlin del mandatario hacia un destino desconocido y la posterior mediación de su aliado, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, que supuestamente, habrían hecho cambiar de parecer a la organización paramilitar liderada por Yevgueni Prigozhin, un oligarca ruso otrora aliado de Vladimir Putin.
Ha sorprendido la tardanza de las declaraciones públicas del mandatario ruso, admitiendo que se produjo la citada rebelión, y más aún, su ofrecimiento a los mercenarios de vías de concertación, entre ellas: la firma de un contrato con el Ministerio de Defensa, regresar con sus familiares y amigos o trasladarse a la vecina y aliada Bielorrusia, donde podría tener control de ellos.
Sin lugar a dudas, se percibe a un Putin más pausado y conciliador, actitudes que contrastan con su conocida postura de líder fuerte e imbatible. De acuerdo con analistas geopolíticos, el evento ha mostrado a un dignatario ruso vulnerable, que, si bien acumula mucho poder, tiene fisuras internas que escapan de su total control.
Aunque para muchos fue una sorpresa, lo cierto es que el líder del grupo Wagner ya había mostrado inconformidad por las debilidades logísticas, porque estaban afectando el desarrollo de sus operaciones, y responsabilizó al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, de quien discrepa, porque los trata con indiferencia, a raíz de que sirven a Rusia sin ninguna regulación. Para algunos analistas, este grupo de mercenarios tiene armamento pesado en su poder y cuenta con mejor entrenamiento que muchos soldados rusos.
Este tema lo abordamos en el artículo “Rusia y Ucrania refuerzan ofensiva”, publicado el 10 de mayo de este aňo, en el que entre otras cosas citamos lo siguiente: Putin tendrá que lidiar con nuevos factores que se agregan al escenario, quizás un tanto difíciles de abordar, entre ellos, la falta de municiones para mantener la dinámica de las operaciones, situación denunciada por el fundador del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, que da apoyo a Rusia y quien amenazó con retirarse de la localidad ucraniana de Batmu, y que culpa al Ministerio de Defensa de esta decisión, con lo que se pone en evidencia la división interna en los diferentes niveles de mando.
Y aunque mucho se especula sobre lo que realmente pasó durante la insurrección de los mercenarios y una de las teorías sugiere que podría tratarse de una estrategia de Rusia para desviar la atención mientras redefine su ofensiva contra Ucrania, aprovechando las debilidades expuestas por su presidente, Volodímir Oleksándrovich Zelenski, quien recientemente admitió que la contraofensiva no avanza como esperaba, lo acontecido con el grupo Wagner podría ser el reflejo del desgaste de las operaciones y los conflictos de intereses que por diversas razones estarían encontrando cabida dentro del escenario interno del país intercontinental.
Llama la atención que, durante su trayecto con destino a Moscú, los mercenarios no encontraron resistencia, pero también, lo rápido del acuerdo que concertó el jefe del grupo, Yevgueni Prigozhin, con el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, con quien tendría una amistad de 20 años.
Es de esperarse que Putin redoble sus esfuerzos en el área de la inteligencia estratégica, táctica y militar, para neutralizar a tiempo otras situaciones desestabilizadoras, para lo cual será indispensable mantener la cohesión dentro de los estamentos de la seguridad y la defensa nacional.