Los ascensos en el Poder Judicial dominicano parece que se realizaron con transparencia y consenso, aún no escucho quejas.
Los jueces, según me informan, trabajaron en un reglamento, aportando y objetando ideas, que sería el sustento del proceso. Este reglamento está contenido en la resolución 01-2021, del 23 de febrero, 2021, que “organiza el Sistema de Escalafón Judicial y el Sistema de Provisión de Cargos Judiciales”.

Esta “propuesta reglamentaria fue publicada en la página web institucional durante el período del 4 al 18 de febrero del corriente. Se recibieron 245 observaciones y comentarios de jueces (zas), servidores (as) judiciales y personas de la comunidad jurídica nacional” (Resolución núm. 006-2021, del (28) de septiembre de dos mil veintiuno, 2021), cumpliéndose con la publicación debida del mismo, y luego con el listado de “plazas vacantes e informaciones generales sobre la provisión de cargos”.

Eso es bueno que ocurra, así se avanza. De manera democrática, abierta y participativa, procurando el consenso de quienes serán los beneficiarios de la gestión, implicándolos en la toma de decisiones. Tan simple como decir: tomándolos en cuenta.

Los jueces deben sentirse valorados, lo cual podría aumentar su confianza en el desempeño de sus funciones y, estimo, fortalecería sus criterios jurídicos apegados al sistema jurídico, no al político ni al empresarial, ni a las presiones mediáticas. Por esto, por ser tomados en cuenta, la juramentación parecía una fiesta, rostros felices, satisfechos, empoderados.

Al respecto del escalafón judicial, algunos datos: En el país existen un total de 759 jueces/zas, de los cuales 234 son de Corte de Apelación; 316 de primera instancia, y 209 de Paz. Evidentemente se necesitan más jueces en el país, demasiado trabajo para tan poco personal. Esto, seguro, incide en la mora judicial y en la deficiencia que muchas veces se aprecia en el servicio. Pero, para esto, se necesitan recursos. Primero, para mejorar las condiciones de los que están y, segundo, para abrir nuevas plazas, formar nuevos jueces y construir y equipar, de ser necesario, la infraestructura al respecto.

Y, en relación al sexo del total de jueces/zas del país, 464 son mujeres para un (61.13 %); y, 295 son hombres, para un (38.87 %). Sin dudas, el femenino es el sexo fuerte. Digamos que es el del “futuro de la justicia”.

Y, de manera particular en la materia penal, en el país tenemos 243 jueces, de los cuales 72 pertenecen a las Cortes de Apelación; y, 171 a Primera Instancia y, en relación al sexo, de estos 134 son mujeres, para un (55.1 %); y, 109 son hombres para un (44.8 %).

Estas promociones, repito, fueron una fiesta. Los jueces estaban contentos, es la sensación que vi en las redes y lo que conversé con varios de ellos. Las objeciones, que siempre las habrá y que son necesarias para avanzar, parece que no fueron muchas.

Aunque, a mi entender, este no es el gran problema de la justicia. Incluso, visto desde las gradas, parecería un asunto menor, pero sin dudas, la forma de estas promociones ha sido un paso de avance que debemos felicitar y nos enseña el camino a seguir: consenso, participación, el “justo medio” aristotélico.
¡En hora buena, felicidades!

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