Aparte de que constituiría un gesto cargado de simbolismo que enviaría un mensaje de unidad a la comunidad nacional, en torno a la cacareada reunión de Abinader con los expresidentes Hipólito, Leonel y Danilo, resulta harto evidente que no hay voluntad política y que, inclusive, por los tantos sobresaltos su celebración ha terminado en una suerte de cumplido. No fue posible acordar cuestiones elementales de forma (hay tres lugares señalados) ni del fondo, porque si bien el tema es la migración haitiana ilegal, tanto Leonel como Danilo plantean sus propios puntos de vista, pendiente de conocer cómo lo ve Hipólito. Una lástima por tanta retórica y eufemismo, lo que no está en correspondencia con la importancia del tema a tratar ni con lo delicado de la coyuntura.

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