Este destacado médico tisiólogo, nació en la ciudad de Montecristi en el mes de noviembre del 1909. Realizó sus estudios primarios en su ciudad natal y los estudios secundarios en la Escuela Normal de Santiago, de la que se recibe de bachiller en ciencias físicas y naturales en el 1930. Se inscribió en la Universidad de Santo Domingo en el 1931, de donde egresó como licenciado en Medicina en octubre del 1938. Durante su carrera laboró como practicante en el Sanatorio Santo Socorro. Luego de graduarse trabajó en el Hospital Juan Pablo Pina en San Cristóbal.

En el 1939, y motivado por la gran cantidad de casos de tuberculosis en el país, el gobierno seleccionó un grupo de jóvenes médicos para formarse como tisiólogos, esto es, especialistas en tuberculosis. Desde enero del 1940 y hasta diciembre del 1941, realiza estudios especializados en tisiología en el Sanatorio La Esperanza, de la ciudad de La Habana, Cuba, que dirigía el Dr. Joaquín Martos. Participó en numerosas actividades, publicando trabajos y presentando ponencias en los medios cubanos de la época. A su regreso al país en el 1942, es nombrado asesor de la Liga Nacional Antituberculosa. Ya en el 1943, estaba consolidado como uno de nuestros tisiólogos, junto a los Dres. Juan Moscoso Cordero, también graduado en Cuba y el Dr. José A. Penzo, formado en Alemania.

En ese año de 1943, era director del Sanatorio Antituberculoso que funcionaba en la avenida Duarte, que más tarde fue movido al barrio Mejoramiento Social en el 1948. El Sanatorio fue luego ubicado en la avenida John F. Kennedy, en lo que fue el campus 1 de la UNPHU y ahora se encuentra la tienda IKEA. El sanatorio fue designado con el nombre de Sanatorio Antituberculoso Dr. Martos. Y en el 1961 fue trasladado al km. 28 de la Autopista Duarte, ya con el nombre del tisiólogo dominicano Dr. Rodolfo de la Cruz Lora. Fue profesor de varios jóvenes médicos como los Dres.
Colombino Feliz, Antonio Trueba o Vitorio Ortori, que lo recordaban con gran afecto y distinción. Publicó y presentó trabajos en el Congreso Médico del Centenario y las escasas revistas de la época, manteniendo siempre una incesante labor científica. Además fue un experto en los procedimientos que existían en esos años para tratar la tuberculosis, tales como pneumotorax artificial, toracotomía o pneumoperitoneo, procedimientos invasivos, pero que eran lo único disponible. A principios de los años 1950 llegaron al país los primeros medicamentos contra la tuberculosis, que el Dr. Rodríguez, implementó de inmediato.

El Dr. Rodríguez Jiménes, quien se desempeñaba como director de la Division de Tisiología de la Secretaría de Salud, dirigió el Sanatorio hasta el 1963, cuando es nombrado en la Dirección Médica del Instituto Dominicano de Seguros Sociales. Al finalizar la guerra de abril del 1965, decidió terminar su carrera como servidor público, que se caracterizó en las palabras del Dr. Rodríguez Grullón “por su altruismo, gran laboriosidad y honestidad absoluta”. Fue activo en la Sociedad Cubana de Tisiología, en la Asociación Médica Dominicana y en la Sociedad Dominicana de Tisiología de la que fue fundador. De igual forma perteneció a la Sociedad Dominicana de Neumología y Cirugía del Tórax.

Desde que regresó al país en el 1943, había instalado su consultorio en la calle José Reyes esquina Salomé Ureña. En ese consultorio en el 1944, instaló el primer fluoroscopio en un centro privado. Y ahí estuvo hasta el 1975, cuando el Dr. Emil Kasse Acta, le invita a formar parte del Centro de Pediatría y Especialidades. En ese centro ejerció en sus últimos años hasta su fallecimiento en el 1986.

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