Las recientes declaraciones del ministro de Planificación, Economía y Desarrollo, Pavel Isa Contreras, ha encendido el debate sobre la migración de haitianos a República Dominicana.
Con un comportamiento alejado de la política estatal sobre este tema y muy apegado al sentir social de toda su vida, ese funcionario dijo: “Creo que contra los haitianos, por negros y pobres, hay un profundo racismo en esta sociedad que está cultivado desde Trujillo, y hay un profundo anti-haitianismo, que nuestro propio sistema educativo reproduce. Hay un discurso inflamatorio que apunta en una línea racista y hay sectores que están apostando a eso. Bajemos el tono y sentémonos a discutir”.
En medio de los debates sobre esas declaraciones, es publicado por OPD-FUNGLODE un informe que revela que entre los años 2010 y 2021 el número de parturientas extranjeras en República Dominicana aumentó a 23% sobre el total de los partos realizados en este país, para un incremento de 5 puntos porcentuales en comparación con los realizados entre 2010 y 2017, cuando era de un 18%.
Para esos fines, nuestro país erogó más de RD$688 millones en el período 2010-2021, pese a los esfuerzos realizados por las actuales autoridades dominicanas para controlar el ingreso al país de haitianas embarazadas, con el debido trato humanitario.
Pero el peso de los haitianos sobre nuestro país va más allá de las parturientas, porque los 2 millones de ellos, que se estima residen en República Dominicana, en su mayoría de manera ilegal, acuden a nuestros hospitales y escuelas, consumen energía eléctrica, agua potable y otros servicios a costa de los impuestos aportados por los dominicanos, ya que la gran mayoría de ellos no pagan ni los servicios esenciales y tributan muy poco al fisco.
Es una situación desventajosa para los dominicanos que debe resolverse, con la construcción del muro fronterizo, un mayor control migratorio y otras acciones, sin lesionar la humanidad y dignidad de nuestros vecinos haitianos.
Y que conste, como la mayoría de los dominicanos, no anido en mi corazón sentimientos racistas contra los haitianos por ser “negros y pobres”, ya que veo bondad o maldad en los seres humanos sin importar de cual color, raza o estatus social sean.